Uno de cada diez alumnos de centros educativos españoles entre los 12 y los 16 años es víctima de acoso escolar, una "peligrosa plaga que se ha extendido en nuestras aulas", señala la concejala de Educación, Montserrat López. El Ayuntamiento se ha propuesto luchar contra esta situación, y ahora, de forma pionera en Asturias, pondrá a disposición de los colegios e institutos que lo deseen una herramienta que ya se aplica con éxito en centros de España desde el año 2003: la denominada "Tutoría entre iguales".

El plan se presentó ayer con la presencia de su creador, Andrés González Bellido, quien resaltó cómo los alumnos que se sienten hostigados por sus compañeros acaban en muchas ocasiones siendo agredidos. "No es un problema sencillo, hay niños que se orinan, que vomitan todos los lunes pensando en volver a clase, y algunos llegan incluso al suicidio", recordó. Por eso, y porque los estudiantes tienen más confianza en sus iguales a la hora de contar lo que les ocurre, el proyecto busca implicar fundamentalmente a los propios niños y jóvenes.

El principio fundamental es el de que "hay que denunciar los casos de acoso, hay que darles visibilidad" como paso previo a eliminar el "prestigio" que este tipo de conductas de acoso crea en torno al acosador. "Si hay acoso es porque hay un público, que en muchas ocasiones se posiciona con el acosador por el simple hecho de que tienen miedo a ser ellos mismos víctimas", resalta González Bellido. De ahí la importancia de que sean los propios alumnos los que se hagan cargo de tutelar a los compañeros en posible situación de debilidad, para crear "una sensibilidad hacia este tipo de conductas".

El programa se basa en que los alumnos de cursos superiores se hagan cargo de los más pequeños. En Secundaria los estudiantes de tercero de la ESO son tutores emocionales de los de primero, cuando el se produce el cambio de ciclo y de centro y los niños son más vulnerables a sufrir algún tipo de acoso. En Primaria los alumnos de quinto son tutores emocionales de los de tercero, puesto que es en este último curso cuando más situaciones de acoso se producen.

Los tutores se convierten así en las figuras de referencia para los estudiantes que pudieran estar en apuros. Los tutores se encargarían de hablar con quien genera el problema para intentar atajarlo, y en caso de que no se solucione, pasarían a comentar el caso con el coordinador de los tutores y posteriormente con los profesores.

De esta manera se consiguen varios objetivos simultáneos, porque "son los propios alumnos los que se enteran del 90 por ciento de los casos de acoso", explica Bellido. Dándoles responsabilidad "se generan alumnos responsables" y se hace ver que el acoso es algo reprobable, que "hace más daño del que los acosadores creen". Y así, trabajando sobre el acoso de baja intensidad, "evitaremos llegar a situaciones más graves con muy buenos resultados", sostiene el profesional.