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"Caminito" a una segunda juventud

Un gijonés de 77 años aquejado de párkinson graba un disco con canciones de su juventud acompañado por los hermanos Lagutik, acordeonistas rusos

Por la izquierda, Vitaly Lagutik, Julio Antonio García, Ibon con la trompeta, Enrique Ardid y Valery Lagutik, durante la grabación. IRMA COLLIN

Salió a pasear un día por el muro de la playa San Lorenzo y la melodía que le acercaban dos acordeones le retrotajo a los tiempos de las verbenas de Somió. Ni corto ni perezoso, Julio Antonio García González (Gijón, 1938), "del barrio de La Arena, de toda la vida", dio gusto a sus impulsos que le pedían cantar mientras las notas entonaban el tango "Caminito", popularizado por Carlos Gardel.

"Sentí una música de mis tiempos, de ésas que ya no se oyen y no lo pude evitar". Julio Antonio, aquejado de párkinson, pidió permiso a los músicos sin saber que se trataba de los hermanos Lagutik, Valery y Vitaly, acordeonistas que llevan seis años en España y casi tres afincados en Oviedo. Dos hermanos gemelos, de origen ruso, que incluso han logrado actuar con la Banda de Música "Ciudad de Oviedo".

Los Lagutik, que han recorrido con su acordeón bajo el brazo media España, accedieron a compartir escena con el gijonés. "Sonó como si lleváramos toda la vida cantando y ensayando juntos", recuerda este pasaje musical, de hace dos años, que supuso el punto inicial al lanzamiento de su primer disco a los 77 años. "La que me armó la mi mujer cuando se enteró. Casi se separa de mí. No sé por qué me metí en este berenjenal", reconoce entre risas Julio Antonio que, junto a los hermanos Lagutik, acumula ya más de veinte horas de grabación de su primer álbum, "Nostalgia, canciones para el recuerdo", que se publicará el próximo mes de junio.

Los rusos y sus acordeones, instrumento nacional de Rusia, asesoraron a Julio Antonio para poder cumplir su sueño y le pusieron en contacto con Enrique Ardid que regenta un estudio de grabaciones, "Ardipy records". "Son dos chiquillos grandes. Les conté que tenía idea de grabar un disco porque la música siempre ha sido mi pasión", explica el septuagenario que pronto comenzó a rebuscar por cajones y baúles partituras de canciones de su vida con un guiño especial a la tierra, relata, antes de ponerse a cantar los inicios de los temas asturianos, de la cultura popular, que irán incluidos en dos popurrís. "La barca marinera la tengo que pasar", "Tres perrines poco son, a mí que poco me abultan", "La farola de Tazones está partida en dos cachos, una alumbra a los marinos y la otra a los borrachos".

En total son quince canciones. "Camino Verde", "Doce cascabeles", la ranchera mexicana "Ella", popularizada por Jorge Negrete, "La Raspa", el famoso "Quizás, quizás, quizás" del Osvaldo Farrés o el "Cerezo Rosa" de Jorge Sepúlveda. No falta, por supuesto, aquellas autóctonas como "Santa Bárbara", "Asturias patria querida" y "Gijón del alma". Estas dos últimas con arreglos de Sergei Lagutik, componente de la Orquesta Nacional de Moscú y arreglista de prestigio en Rusia y a la sazón hermano mayor de los acordeonistas. "Sólo quería el disco para disfrutarlo y regalárselo a mis amigos y a la familia. No quería gastar mucho dinero", reconoce Julio Antonio que gracias a los hermanos Lagutik está viviendo y cantando una segunda juventud.

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