La normativa urbanística en la zona rural se ha quedado anticuada, según el criterio de los arquitectos. Prohibiciones como la de la utilización de cubiertas planas, el uso de la carpintería de PVC o de carpintería de colores, así como la limitación de huecos interiores y la obligatoriedad de partir de forma falsa los vidrios de las ventanas para imitar la arquitectura tradicional han hecho de la normativa gijonesa un modelo cercano a lo "decimonónico". El Colegio de Arquitectos ha formulado en sus alegaciones al PGO gijonés un alegato en favor de un urbanismo más moderno, que afectaría sobre todo a los núcleos rurales, alejado de "recetas acartonadas" que permita, entre otras cosas, aplicar los criterios de eficiencia energética necesarios y que ahora encuentran sus trabas para desarrollarse en Gijón.

Los arquitectos consideran que la imagen que persigue el nuevo plan "se basa en unas anticuadas prohibiciones de materiales y sus formas de utilización", junto con una limitación de la creación de cubiertas y huecos de fachada con criterios que "pueden ser adecuados en entornos de protección patrimonial, pero lo que hacen es reducir la funcionalidad". Por todo ello, los profesionales quieren para los núcleos rurales nuevas fórmulas que superen las antiguas directrices, con la imposición de condiciones estéticas únicas para todos los núcleos con unas prohibiciones "obsoletas, con un grado de conservacionismo que no se corresponde con las preexistencias de los núcleos rurales", argumentan los arquitectos.

Uno de los principales caballos de batalla de los expertos es el de la "irracional prohibición absoluta" de la cubierta plana, una solución constructiva que los arquitectos consideran como herramienta integradora a la hora de añadir construcciones auxiliares a las viviendas, así como generar terrazas superiores que mejoren las condiciones de habitabilidad . Ello no quita que la cubierta inclinada sea "la más adecuada para dar respuesta a nuestras condiciones climáticas", señalan en sus alegaciones, además de ser configuradora de la estética más reconocible de las construcciones de la zona. Los profesionales ven razonable que se permitan las cubiertas planas "en un porcentaje hasta el 40 por ciento del total de la cubierta".

Entre las demandas de los arquitectos figuran también la admisión de los chapados de piedra natural como revestimiento de las fachadas "siempre que no se realicen con aparejo irregular", esto es, siempre que presenten aspecto de sillares y no de piedras colocadas de forma aleatoria. También reclaman que se permitan los revestimientos para fachadas ventiladas "tanto de piedra natural como cerámicas, composite, paneles de resinas o cualquier otro material, prohibiendo siempre la imitación".

Y del mismo modo, los arquitectos exigen que se permita cualquier tipo de carpintería en cualquier color, toda vez que hasta ahora estaba prohibido el uso de carpintería en colores claros y en PVC. Los profesionales reclaman en cambio que se prohiban las imitaciones a otros materiales y la división falsa de vidrios en el interior de las cámaras de los mismos con el fin de mantener un aspecto tradicional.

Otra de las principales demandas recogida en las alegaciones es la que se refiere a la libertad de dimensiones en los huecos "de manera que se puedan ajustar a las necesidades de ganancias y pérdidas energéticas que regulan las normas de eficiencia", amén de que las nuevas viviendas, aunque estén situadas en núcleos rurales, deben satisfacer las necesidades de "calidad visual y espacial" sin "ninguna restricción artificial que impida darles cumplimiento".

Para los profesionales, las regulaciones estéticas "tan restrictivas" que recoge el PGO "son más propias de los núcleos rurales con pervivencia de arquitectura tradicional" y no de las zonas periurbanas de la ciudad, que si bien deben mantener una coherencia con las formas tradicionales no debe ser hasta el punto de que "se imposibilite la evolución de los sistemas constructivos".

A las reclamaciones de los arquitectos se unen las de los constructores, que reclaman "una mayor libertad de diseño de las edificaciones". La Confederación Asturiana de la Construcción critica en este sentido las ordenanzas edificatorias que cuestionan la capacidad de los técnicos municipales a la hora de denegar licencias por razones estéticas.