Estuvieron una hora y lograron más de 900 kilos de basura. Buzos de la Federación de Actividades Subacuáticas del Principado de Asturias (Faspa), y el Puerto Deportivo de Gijón, se sumaron ayer a celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente dragando los fondos de una parte del Puerto Deportivo, en las dársenas más próximas a la calle Claudio Alvargonzález.

"Es un llamamiento a la ciudadanía porque queremos que la gente sea respetuosa. Lo que se tira a la mar no desaparece, queda ahí y hay que concienciarse. Es una pena tener los fondos del mar tan sucios", señaló Daniel Suárez, de Faspa, antes de zambullirse para recoger los desperdicios que anegan el pantalán. Una zambullida, como la del resto, llevada a cabo de forma altruista.

Estaban citados a las once de la mañana pero la bajamar obligó a posponer la actividad hasta el mediodía. Se unieron doce buzos, unos con bombona de oxígeno y equipo pesado y otros a apnea, a pulmón. Además, diez voluntarios permanecieron en tierra, recorriendo la dársena con bolsas, cuerdas, ganchos y una carretilla para trenzar una cadena y así sacar la basura del agua, en sacos, hasta un contenedor de Emulsa.

Fue una tarea en la que participaron personas de todas las edades. Padres e hijos, incluso. Ante ellos un mar, pero de porquería. "Había tres capas distintas de cristales", vociferó uno de los buzos. El grupo afrontó la dificultad añadida del lodo que les obstaculizaba la visión bajo el agua. "Cada vez que cogías un solo vaso del fondo el lodo lo enturbiaba todo", aclaró un deportista al salir. No obstante, uno de ellos, logró pescar un centollo que, al estar vivo, dejó otra vez en el agua.

La pesca incluyó papeleras de la calle, ruedas de varios tamaños, un paraguas, un cono de obra, un zapato de tacón, un retrovisor y una batería de un coche. Y, por supuesto, vasos, copas y botellas de cristal -muchas de ellas intactas- provenientes de la zona de marcha nocturna, próxima al muelle. "Sólo es un 5 por ciento de la basura que hay acumulada aquí", explicó al salir a la superficie Marco Murillo, uno de los que colaboró en la limpieza.