El juzgado de lo mercantil número 3, con sede en Gijón, ha procedido a subastar la maquinaria de Gijón Fabril, histórica factoría gijonesa en liquidación después de que la empresa se declarara en concurso de acreedores el pasado mes de enero.

La subasta se produce después de que los trabajadores abandonaran el pasado 31 de mayo el encierro que habían iniciado el pasado 13 de enero. Un encierro que iniciaron los 48 trabajadores que tenía en plantilla pero que sólo lo mantuvieron hasta el final ocho de ellos. Después de 140 días y de que el desánimo o las ofertas de trabajo en otras empresas hicieran que se fueran descolgando de la protesta otros compañeros, los ocho que aún permanecían decidieron salir por su propio pie, poniendo fin a una protesta que se había iniciado a imagen de la que llevó a salvar la factoría de Tenneco, cuando sus trabajadores se encerraron para impedir a la multinacional estadounidense que se llevara la maquinaria. En esta ocasión, no pudo ser.

El proceso de subasta de la maquinaria ya ha avanzado. El pasado jueves estaba prevista la apertura de las ofertas por los distintos lotes, sin que hasta el momento haya trascendido el resultado. La venta de la maquinaria tendría que servir, entre otras cosas, para pagar las indemnizaciones y los finiquitos de los trabajadores tras sus despidos.

La maquinaria constituye el principal bien de la empresa, dado que la nave que ocupaba en Porceyo es propiedad de Verallia, antigua propietaria de la factoría y hasta su cierre su principal cliente.

En Gijón fabril se producían moldes metálicos para la industria del vidrio hueco; a partir de ellos las fábricas hacían botellas o tarros.

Varias empresas habían mostrado en las últimas semanas interés por la maquinaria que se iba a subastar. Antes, representantes de tres empresas llegaron a visitar la factoría, de la mano de quien en aquellos momentos ocupaba la dirección general de industria del Principado. Ninguna de esas empresas llegó a presentar una oferta en firme.

Una de esas empresas era Esnova Racks (antes Ideas en Metal) perteneciente a Corporación Aristrain. La otra era un empresario francés interesado en la adquisición de Tenneco y que se mostró dispuesto a hacerse también con Gijón Fabril después de ver cómo los trabajadores de Tenneco se solidarizaban con los que permanecían encerrados en la factoría de Porceyo. La tercera empresa que visitó la factoría gijonesa era una firma granadina, con menor tamaño que la empresa gijonesa.

Los trabajadores recibieron el apoyo de todos los grupos políticos municipales y también del gobierno del Principado, sin que eso cambiara su suerte.