No eran aquellos tiempos fáciles debido a las reivindicaciones obreras con huelgas de los serenos y municipales, conflictos en La Algodonera y sangrientas batallas en las cuencas entre obreros católicos y socialistas. Todo ello con la subsistencia generalizada como telón de fondo, ya que no había jornal que saciase la codicia de los empresarios explotadores de la clase trabajadora. Las alarmas rojas ya fueron dadas entonces: la ciudadanía demostraba una paciencia benedictina y advertía que estaba al borde de perderla. Pero la vida social seguía, a pesar de todo, tratando de ignorar el precipicio político hacia el que inexorablemente se dirigía el pueblo español aunque, no obstante, también disfrutaban quienes podían de los placeres de la buena vida.

García Sol compró "La Cantábrica" y se la regaló al RCAR

A fin de que todo quede claro a quienes periódicamente reivindican la recuperación de los terrenos que ocupan las instalaciones del Real Club Astur de Regatas conviene aportar el dato histórico de que el mecenas José Antonio García Sol le compró a Policarpo Herrero y Vázquez en veintiocho mil pesetas pagadas al contado -según consta en la escritura otorgada el 31 de enero de 1920 ante el notario Secundino de la Torre- la finca de ochenta metros cuadrados que había ocupado el desmantelado balneario de "La Cantábrica", a fin de que el Real Club Astur de Regatas pudiese ampliar sus instalaciones. Debido a ello, el arquitecto Miguel García de la Cruz realizó el consiguiente proyecto arquitectónico para construir una piscina, un solárium, el frontón y los jardines, para lo que el Ayuntamiento concedió la oportuna licencia, tras los preceptivos informes de sus técnicos. Todo legal, pues, ya desde el año 1920.

El Ayuntamiento no asistió a la jura del Príncipe de Asturias

A pesar de la invitación remitida por los comisionados del Regimiento del rey Alfonso XIII, la dividida Corporación Municipal que estaba presidida por el republicano Isidro del Río acordó por nueve votos en contra y ocho votos a favor, no asistir al acto de jura de bandera del Príncipe de Asturias, el infante Alfonso de Borbón. El agravio protocolario fue muy criticado en las tertulias de Corrida Street, al recordar históricamente que nunca se había dado un desplante así, ya que los republicanos siempre habían sabido retirarse discretamente a la hora de las votaciones, a fin de superar lo que se entendía como una descortesía oficial, sobre todo cuando constantemente se estaban pidiendo favores al gobierno del rey Alfonso XIII para la realización de importantes obras en Gijón.

Asesinado Praderito, nueve días después de tomar la alternativa.

Si a José Gómez Ortega "Gallito", luego más popularmente conocido como "Joselito" -quien el año anterior trató de ser el empresario de la plaza de toros de Gijón- lo mató a los veinticinco años un toro de nombre "Bailaor" a causa de una cornada en el vientre, en la plaza de Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920; tres meses después moriría asesinado el torero gijonés Severino Díaz Busto (Gijón 1887-1920) "Praderito" -cuyo apodo venía de que toreaba en los festejos populares en el prado por detrás de la Casa Natal de Jovellanos- mientras tomaba una cerveza en la terraza de "Lion D'Or"" -hay otra versiones que mantienen que el trágico suceso fue en la "Maison Doré"- ambos, no obstante, en el bulevar de la calle Corrida. Praderito había tomado la alternativa el 22 de agosto con toros de Santiago Sánchez y tuvo como padrino a Matías Lara "Larita" y de segundo espada actuó Ángel Fernández "Angelete".

El coso de El Bibio estuvo a rebosar. Nueve días después, el martes uno de septiembre, fue cuando se inició una violenta discusión al reclamar el torero al empresario Higinio Bengoechea - quien era hermano de un concejal del Ayuntamiento- que le había contratado el cincuenta por ciento de los beneficios. Al negárselo, Praderito se abalanzó sobre él y sin más el empresario le disparó con un revólver a quemarropa en la parte siniestra de su pecho falleciendo en el acto. Tras ser detenido por el comisario Escobar en su domicilio confesó su crimen y entregó el arma homicida.

Aprobado el proyecto de un gran casino, teatro y hotel en el Campo Valdés

Unas cincuenta mil personas se desplazaban por entonces hasta Gijón -muchas de ellas en los popularmente conocidos como trenes botijo- para disfrutar de sus balnearios y su afamado buen tiempo estival, lo que había motivado la proliferación en muy pocos años de una treintena de nuevos establecimientos hoteleros. A un imaginativo periodista que veraneaba en Gijón, Manuel González Riera no tuvo mejor ocurrencia que convencer al arquitecto madrileño Eduardo S. Eznorriega para que realizase un boceto para la construcción del "Gran Casino Teatro Hotel"en la zona del Campo Valdés.

Aunque las pretensiones del mamotrético proyecto arrasaban importantes construcciones históricas pasó a informe de la Comisión de Policía Urbana. Entre sus pretensiones estaba que la propiedad de los terrenos ganados al mar mediante la construcción de un muro de ribera de doscientos veintidós metros de longitud y modificar el que existía entre la parroquia de San Pedro y la primera rampa de acceso a la playa. En total, la extensión solicitada en propiedad era de siete mil trescientos metros cuadrados, de los cuales cinco mil trescientos cincuenta y cinco serían ocupados por las instalaciones del "Casino Teatro Hotel".

Y la Comisión de Policía Urbana le dio, sorprendentemente y por unanimidad, el visto bueno -el día 7 de mayo de 1921- fijándole tres condiciones: que la concesión de terrenos ganados al mar no se destinase más que a los fines expresados en la solicitud y a la ampliación de los jardines del Campo Valdés; que las obras del muro de ribera y las de relleno deberán de ser finalizadas en un plazo que no exceda los tres años y la tercera que el concesionario se obliga a construir fuera del extremo nordeste del muro, un espigón de longitud y situación convenientes, que sirva de resguardo a la zona de la playa que dicho muro limita, a fin de proteger el resto de la misma contra la influencia de las resacas. Afortunadamente, como al cocer todo mengua el proyecto se quedó en agua de borrajas.

El "glamour" de Raquel Meller, Margarita Xirgú y "Chanel Nº 5"

Ya por entonces se ponía de moda aquello de prohibir por prohibir, con órdenes tan ridículas como la erradicación del juego en los casinos o que las señoras y los caballeros no tomasen asiento juntos en los cinematógrafos. El "glamour" llegaba al Teatro Dindurra con Raquel Meller y la inigualable actriz Margarita Xirgú. La tan en boga oleada de represiones sociales iba a obligar a que la señoras no llevasen sombrero en el patio de butacas, ni que los caballeros se moviesen de sus asientos para ir a estirar las piernas y a fumar un cigarrillo durante los entreactos en el ambigú, a fin de evitar ruidos y molestias a los demás.

Y he aquí que aquel año de 1921 -tras inaugurar la modista Coco Chanel lo que iba a ser su mítica tienda en el número 31 de la rue de Cambon en París- presentó un nuevo perfume que arrasaría. Coco Chanel había encargado a Ernest Beaux -un perfumista de la Corte de los Zares- un aroma distinto "un perfume de mujer con olor a mujer" que lo logró gracias a la utilización de cuerpos sintéticos, los aldehídos en proporciones desconocidas hasta entonces, que combinó con las esencias naturales de la rosa de mayo y del jazmín de Grase. Y a la quinta muestra le dio el visto bueno Coco Chanel, al ser "un bouquet de flores abstractas" que muy pronto llegaría a los escaparates de las más sofisticadas perfumerías de Gijón que siempre tenían puesto sus ojos en todas las modas provenientes de París. Así nació "Chanel Nº 5".