"La chapuza ya está hecha". Daniel Casares, uno de los portavoces del grupo de vecinos de El Llano que reclama reformas integrales en las calles La Paz, Joaquín Solís, Alegría, Felicidad, Balbín y Ramiro I, lamentó ayer que las obras realizadas en la zona esta pasada semana solo hayan sido "parches". "Pintaron un paso de cebra a la altura del cruce de La Paz con Felicidad y repararon algunos baches, pero las baldosas de las aceras siguen sueltas, incluso se cayó una señora esta semana, mientras que los sumideros permanecen totalmente taponados", denunció.

La lluvia hace que la preocupación crezca entre los residentes al estar las alcantarillas tupidas. "Están hasta arriba de tierra. Eso hace que el agua baje por la calle", explicó Casares. Ello deriva en inundaciones de bajos comerciales.

El portavoz de estos vecinos de El Llano apuntó que en la calle Felicidad ya se han colocado una series de señales que impiden el aparcamiento en la zona durante esta semana. Previsiblemente, para llevar a cabo tareas de mantenimiento. En este sentido, Casares agregó que están a la expectativa, pero que cree que lo único que se va a hacer allí será poner "más parches".

Este vecino no descartó movilizaciones si no se avanza hacia un proyecto de rehabilitación integral de estos viales. "Ya sabemos que en julio y agosto no harán gran cosa. Vamos a esperar a septiembre para ver qué tienen pensado. Daremos también un toque al señor Arrieta, concejal de Mantenimiento y Obras de Infraestructura, para ver qué pasa. Si no conseguimos nada tendremos que tomar alguna medida más drástica, como cortar alguna calle importante del barrio", indicó.

Hay que recordar que este grupo de vecinos reunió 770 firmas que reclaman la mejora de estos lugares. Entre las medidas, además de la renovación del pavimento y de las baldosas, solicitan bancos en alguna calle un poco más ancha, como Fuente del Real, y la limpieza de grafitis. Además, consideran que el alumbrado es insuficiente, sobre todo a partir de las 12 de la noche, cuando entienden que se quedan a oscuras en la zona en una hora en la que muchos abandonan sus negocios hosteleros con la recaudación del día.