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Directo Al Corazón

"Me di a conocer al ganar el caso por el despido del entrenador Jacobs"

"Tengo marcadas líneas rojas: no admito casos de pederastia, drogas o maltrato familiar; no estoy en el turno de oficio para que no me toquen"

"Me di a conocer al ganar el caso por el despido del entrenador Jacobs"

Lleva unos treinta años ejerciendo la profesión, y en ese tiempo, dados sus éxitos, se le puede considerar un "crack" de la abogacía. Por su despacho han pasado litigios célebres, como los presentados contra la ubicación de la "Semana negra", que logró que se cambiara una y otra vez de lugar por sus incidencias en el descanso de los vecinos. O el proceso contra la regasificadora de El Musel, que desembocó en la orden de demolición. Casos como el desfalco en la notaría de Ángel Torres, o las interminables sentencias favorables al derribo de la depuradora del Pisón llevan aparejados el nombre de Marcelino Abraira. Un personaje afable y buen comunicador.

-Dígame quién es.

-Nací en Mieres (1955), cuarto de seis hermanos. Mis padres eran gallegos. Creo que soy trabajador, disciplinado, intuitivo y sociable: me gusta relacionarme. Estoy casado y, después de 38 años, sigo enamorado de mi mujer. Tenemos un hijo, Marcelino, que es mejor abogado que yo, y un nieto.

-¿Cómo fue su infancia?

-Muy feliz. Hasta los 10 años viví en Ferrol, y a partir de entonces siempre en Gijón, de manera que soy gijonés, aunque Galicia me tira. Hice el Bachiller por libre y la carrera de Derecho en la UNED, así como el doctorado. Al terminar me colegié y puse el despacho.

-¿Le costó abrirse camino?

-Sí, pero enseguida me entraron casos. A los cinco años de establecerme llevé el despido del entrenador del Sporting Jacobs, lo gané y esto me dio a conocer.

- ¿Cuál es su especialidad?

-El derecho administrativo, pero esto no impide que podamos llevar cualquier tema, de hecho así lo hacemos.

-¿Tiene líneas rojas?

-Sí, desde siempre. No admito casos de pederastia, drogas, maltrato familiar... Por eso no estoy en el turno de oficio, para que no me toquen.

-¿Se imagina verse en el banquillo?

-No, pero me defendería. En tal caso espero que me hicieran justicia; la ley es para todos igual.

-¿Es partidario del tribunal popular?

-Sí, porque soy demócrata, pero estos tienen muchos defectos, prueba de ello es que la gente quiere los jurados profesionales, los otros piensan que son influenciables, sobre todo por los telediarios. Se habló de formar jurados mixtos, algo muy difícil.

-¿Existen casos imposibles?

-Sí, por su obviedad. Por ejemplo, los desahucios; si no pagas la renta... Y las deudas reconocidas, igual, no tienen defensa.

-¿El caso de la Plantona supuso un reto?

-En 1996 el Ayuntamiento la legalizó, después de llevar dos años funcionando. La comunidad de vecinos de El Pisón me contrató y presenté recurso ante el TSJ de Asturias y lo ganamos. En consecuencia el Ayuntamiento recurrió al Tribunal Supremo y perdió. Entonces decidieron volver a legalizarlo, presentamos nuevo recurso ante el Tribunal de lo Contencioso de Gijón, y volvimos a ganar. Les obligaban a demolerla.

-Pero no lo hicieron...

-Ante esta orden el Gobierno del Principado, en 2007, sacó de la manga una ley que anulaba el artículo cuarto, referente a que dichas instalaciones deberían estar alejadas dos kilómetros de los vecindarios, y así se salvaba la Plantona. La recurrí ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y ganamos de nuevo. A todo esto, en 2006 habían empezado a hablar de poner allí la depuradora; la Plantona era sólo el pretratamiento de aguas. Y en 2009 aprueban poner la depuradora junto a la Plantona en el Pisón.

-Así que si no quieres taza, taza y media.

-En efecto. Se habían estudiado cuatro lugares de ubicación, el Rinconín, las playas de Peñarrubia, o la Cagonera, y el Pisón, y eligieron el peor. Apelamos en Madrid, ante el Ministerio de Medio Ambiente, llevando cinco recursos; uno de la comunidad de vecinos y cuatro de particulares. Hace dos años salieron las sentencias, favorables a nosotros las cinco, y declarando ilegal la decisión del Principado, de 2007, de anular aquel artículo cuarto. El Estado recurre y en febrero de este año, 2016, vuelve a perder. La sentencia es firme, pide la ejecución de la misma, y en abril la Audiencia Nacional exige al Estado que pare las obras de la depuradora.

-No se entiende el empecinamiento...

-Máxime teniendo en cuenta los informes que dicen que la depuradora no era necesaria, que con la del Oeste era suficiente. Esto lo afirma un estudio de la Confederación Hidrográfica realizado en 2007, y añade que tal vez en 2020 si la población de Gijón alcanzase los 330.000 habitantes, podría hacer falta otra depuradora. Pero todo indica que el vecindario va en descenso.

-¿Cree que el litigio se ha terminado?

-No lo sé. De momento la depuradora está parada, pero si hay un intento de aplicar una nueva legislación tienen un problema, porque en el Pisón actual hay más vecinos que antes. Y lo llevaríamos de nuevo a la Audiencia Nacional.

-Volviendo a usted, ¿quién ha sido su maestro?

-Los he tenido muy buenos, pero destacaría a José Luis Seoane, magistrado de la sala n.º 2 de Gijón. Siento admiración por José Manuel Barral, y a nivel nacional por Marín Castañón y Seijas Quintana.

-¿Y su político?

-En estos momentos ninguno, pero ahí también tengo mis líneas rojas. Daría mi voto a quien luchara por la unidad territorial y la igualdad entre los españoles, desterrara la corrupción, y cumpliera su programa electoral.

-Respecto a su carrera, ¿cuáles son los casos más difíciles?

-Aquellos que nos atascan ante la interpretación de un contrato.

-¿Sabe ponerse en el lugar de su adversario, como un jugador de ajedrez?

-Sí, me gusta analizar la parte del colegiado contrario y pensar cómo lo defendería yo, y también considero la postura del juez.

-Con un bufete de tanto prestigio, ¿ha hecho dinero?

-No tengo interés en ser el más rico del cementerio. Me conformo con lo que tengo y mi mayor tesoro es mi familia.

-¿Se han cumplido sus sueños?

- Sí, soy un enamorado del Derecho, y tuve mi propio grupo de rock, se llamaba "Origen" y tocábamos en muchos sitios, incluso aquí, en las fiestas de Begoña. Yo tenía 17, 18 años y era la voz y la guitarra eléctrica.

-¿Deportivamente tiene pasado?

-Jugué al fútbol, y ahora sigo al Sporting con pasión. Al Barcelona, Real Madrid y a la selección española me gusta verlos en la televisión.

-¿Y sus hobbies?

-Son la música, la astronomía y la ciencia en general y de vez en cuando toco la guitarra.

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