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MIGUEL DÍAZ-NEGRETE PALACIO | JUGADOR DE GOLF Y ARQUITECTO TÉCNICO

Un líder bajo par

Miembro de una destacada familia local, lo ha ganado todo en el golf amateur y sus amigos reconocen en él un talento natural, cariñoso y motivador

Un líder bajo par

Miguel Díaz-Negrete Palacio es un gijonés que a sus 36 años lo ha ganado todo en el golf nacional amateur. Su palmarés es inmenso en España y en Asturias, con triunfos en todas las modalidades y categorías: tres Campeonatos Interclubes con Castiello, en 2000, 2007 y 2015; dos Campeonatos Interterritoriales representando a Asturias (uno absoluto este año y otro de segunda). Campeón y Subcampeón de España de dobles absoluto. Subcampeón de España de Pitch and Putt y este año Campeón Absoluto de España Mid-Amateur en La Coruña.

En Asturias, a nivel federativo, fue campeón en todas las modalidades y categorías, repitiendo muchas veces, incluso ganó un Campeonato de Asturias de Profesionales, en su campo de Castiello. En cuanto a los sociales de club, lleva ganados más de 200 torneos en Castiello, Barganiza, La Llorea, Las Caldas, Llanes, Balagares, etc.

Si volviera a nacer, sería de nuevo jugador de golf. Debe ser una cosa de familia, pues a su hermana Inés, que también es una excelente jugadora, le pasa lo mismo y juntos fueron vencedores del Torneo de LA NUEVA ESPAÑA en varias ocasiones, registrando, en 2010, el récord absoluto del torneo, con 56 golpes, 16 bajo el par del campo. Cifra nunca conseguida en el campo gijonés con dos eagles, doce birdies y cuatro pares. Impresionante.

Miguel nació en 1980 en el seno de una familia muy golfista. Sus padres Miguel Díaz-Negrete y Mayuti Palacio, se iniciaron en el golf con los primeros grupos de niños de Castiello, dado que sus abuelos, Miguel Negrete y Paco Palacio, fueron fundadores del Club de Castiello. Por ello, Miguel vivió el golf desde sus primeros años y con cuatro ya tenía un palo a la medida, que le hicieron su padre y los caddies de Castiello con restos de otros. Pesaba mucho para él pero lo movía con gran destreza por los jardines de su casa. Ponía la bola en todos los sitios imaginables: en una jardinera, en el muro, en las escaleras, sobre un arbusto, etc. y le pegaba con gran habilidad. Su mundo era la bola, el palo, el terreno de juego. No había otra cosa, solo golf, afición que compartió con su hermana Inés.

Miguel estudio en los Jesuitas, en el gijonés Colegio de La Inmaculada, desde los seis años hasta el COU y siempre con buenas notas, pero los deportes del colegio eran: balonmano, baloncesto y fútbol. Miguel se apuntó al fútbol y durante un año lo compatibilizó con en el golf, pero viendo sus pocas facultades, lo dejó para centrarse en el golf e ingresar en la Escuela de Castiello con 8 años, donde fue bautizado con el nombre de guerra de "Mili" y así es conocido hoy día entre sus amigos y allegados. Al terminar los estudios en los Jesuitas, se fue a Segovia para hacer Arquitecto Técnico. Un lugar elegido por sus padres, porque no había campos de golf en más de cien kilómetros a la redonda y así se dedicaría solo a los estudios, que completó año a año, terminando a los veintidós.

Pero detrás de "Mili", como la mayoría de las veces, siempre estuvieron sus padres, apoyándole sin meter presión, -ya se la metía él bastante-. A su madre, Mayuti, siempre le tocó la tarea de llevarlo y traerlo a los entrenamientos, competiciones o entregas de premios, mientras que su padre siempre estuvo, tanto con él como con su hermana, de "caddie".

Los más de 30 años que lleva jugando y su continuo interés por mejorar le llevaron a tener varios profesores, pero desde hace cuatro años Alfredo Gutiérrez, un llanisco profesional en La Barganiza, es su gurú, con el que Miguel se entiende muy bien y satisface esa necesidad imparable de jugar cada día un poco mejor. Miguel lo considera su mejor profesor y con el que más progresó, siendo sus clases de la más efectivas. Todas las semanas se desplaza a La Barganiza para trabajar en aquellos aspectos que mejoren su juego y que pone en práctica casi todos los días. Para ello se levanta a las siete de la mañana y se va al campo a dar bolas antes de acudir al trabajo. Se sacrifica mucho y es muy competitivo, tanto que cuando no le salen las cosas sufre y se enfada muchísimo. Tal es su afán de perfección que cuando viaja para jugar campeonatos, es habitual que suba el putt a la habitación del hotel y se pase una hora frente al espejo pateando en calzoncillos para mecanizar el movimiento.

Alfredo, su "gurú", lo considera único, excepcional y también sufre su presión, pues lo exprime tanto que le obliga a estar a la última de las técnicas de enseñanza. No conoce a nadie con tanta fuerza y constancia en el entrenamiento y en el campo, donde se agarra como ninguno y donde pone en práctica todo cuanto se le dice. Nadie quiere jugar contra él por esa competitividad que despliega hace que sus oponentes salgan en muchas ocasiones medio vencidos, por el respeto que genera entre ellos y su nivel de juego. Es una pena que no diera el paso al profesionalismo, ya que tendría gran futuro.

Toda la actividad y velocidad que imprime "Mili" a su vida hacen que en ocasiones le falle la cadena. Justo antes de ir al Campeonato de España, dio una clase para ajustar sus sensaciones y dejó olvidados los palos en La Barganiza. Cuando los vio su profesor lo llamó, pero él, que hacía poco que había marchado, ya estaba en La Coruña. "Mili" le respondió: "es un buen presagio, no pasa nada. Me dejarán unos aquí". Efectivamente ganó el campeonato.

Cuando terminó la carrera, gracias a una amistad fomentada en sus viajes por los campos de España, se fue a trabajar a Madrid, donde continuó con su deporte favorito. A los cinco años regresó a Gijón con más responsabilidad y una carga de trabajo que le ocupaba muchas horas del día. Pero "Mili" lo solucionó madrugando mucho más y así tenía tiempo para todo: trabajo, golf y noviazgo. Hace cinco años contrajo matrimonio con Yolanda Capa, con quien tiene una hija de dos años llamada Gabriela, a la que ya le había comprado un palo de plástico y hace unos días, en Zarauz, encontró un "palín" pequeño de hierro de su tamaño. Yolanda le apoya en su pasión y nunca le pone trabas, por ello "Mili" se jacta ante sus amigos de tener el mejor contrato matrimonial de golf de todos.

Sus amigos son todos procedentes del golf, donde vivió más horas que en su casa: Juan García-Ochoa, Germán Heredia, Miguel Cuesta, Alejandro Salinas, Antón Parga, Luis e Ignacio Adaro, Alberto Fernández, Jorge Pérez, Kiko Rosete e Iván Cantero, entre otros, forman su círculo más cercano. Todos destacan su espíritu competitivo y su pasión por el golf y con ellos juega continuamente y siempre al máximo nivel, con presión y con alguna apuesta por el medio de cervezas o cenas, para simular las situaciones tensas de la competición.

Las anécdotas de "Miguelín" con sus amigos son muchas, algunas no se pueden contar como las del "hojaldre" o el "chapoteo". En una ocasión descubrió que poniendo una silla de madera pegada a su cuerpo hacía mejor el swing con el drive y obligó a su equipo a meter la silla en el vehículo, en el que desplazaban a San Sebastián a jugar un Interterritorial, para entrenarse allí con ella, siendo objeto de todo tipo de comentarios por el resto de participantes. Al día siguiente hizo la mejor vuelta del torneo. En los viajes acostumbra a dormir con la televisión a buen volumen y cuando murió Michael Jackson, su compañero no pegó ojo en toda la noche oyendo la noticia repetida. "Mili" tenía el mando escondido debajo de su cuerpo y no se enteró de nada. El día anterior a la competición, es típico en "Mili" que le entre la "cangüeta" y dé la tabarra a todos: "perdí el swing, la línea de putt o los golpes de approach" y se va al campo de prácticas a entrenarse con varios compañeros, que le tienen que grabar y ver la línea de subida o bajada del palo para enviárselo a su profesor. Mucha veces les echan de los campos porque se hace de noche. La frase entre sus compañeros es: "Mili se salió". Al día siguiente juega fenomenal.

Cuando compra ropa, aunque sea para una boda, "Mili" hace varios swing delante del espejo. No lo puede evitar. Entre sus aficiones está el fútbol, pero solo el Sporting de Gijón, del que es socio y acude a ver sus partidos. Últimamente empieza a disfrutar de la gastronomía y de los buenos vinos en compañía de su familia y amigos.

De todos los torneos y campeonatos que participa, los que más le gustan son los Campeonatos de España Interclubes con Castiello, al jugar en equipo con sus amigos, donde les transmite toda su competitividad y forman una piña. En el mundo profesional sería un perfecto jugador de Ryder Cup. Sería el jugador que buscan los capitanes para unir al grupo y que nunca da por perdido un partido por su extrema competitividad.

Sus proyectos de futuro pasan por seguir siendo competitivo el mayor tiempo posible y competir de igual con los jóvenes de 18 o 20 años y conseguir el Campeonato de Europa Mid-Amateur absoluto. En lo más inmediato el 15 de octubre jugará con Alejandra Pasarín el Campeonato de España dobles mixto en La Rioja. Después descansará un poco hasta la primavera, cuando se reanudan de nuevo las competiciones.

Cariñoso, cercano, trabajador, motivador, se lleva muy bien con sus rivales y tiene muy buena prensa. Extremadamente competitivo, es un líder natural.

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