Una placa en la fachada del actual centro municipal "Ateneo de La Calzada" para recordar a las víctimas civiles que murieron en los bombardeos del 22 de julio de 1936. "A todas las víctimas porque las bombas no entienden de creencias religiosas, ni de ideologías políticas, ni de edades, ni de nada... Esto no es apoyar a un bando o a otro", en palabras del historiador Héctor Blanco. Eso es lo que lleva pidiendo meses el Ateneo Obrero de Gijón al equipo de gobierno, sin éxito, y lo que ahora se traslada a decisión plenaria a través de una iniciativa que lleva la firma del portavoz de IU, Aurelio Martín. "Sólo somos los canalizadores de esta iniciativa", matizó el edil.

La ubicación de la placa en ese edificio en concreto tiene que ver con los daños que los primeros bombardeos sobre Gijón hicieron en lo que entonces era la sede de la filial de La Calzada del Ateneo Obrero. Allí murieron cuatro personas, tres de ellos socios de la emblemática entidad cultural gijonesas. Sus actuales responsables quería hacer coincidir el homenaje con el 80º aniversario celebrado el pasado mes de julio. No pudo ser aunque los contactos con la edil forista Montserrat López empezaron a principios de año. "Hubo una primera contestación informal positiva, luego se nos desvió a protocolo. Con los meses volvimos a insistir y nos dijeron que no había presupuesto; luego hicimos una gestión más oficial con Patrimonio y se nos dijo que no había problema si la placa era de la serie Memoria de Gijón pero que la teníamos que pagar nosotros", recordaba ayer Blanco.

La madeja se lió tanto que pasó julio. Ahora se pide que la placa esté colocada antes de que acabe 2016. "Decir que no hay presupuesto para una placa es una broma de mal gusto. El problema es que Foro en los temas de la memoria social y democrática no cumple ni lo que decide el Pleno, les sale un sarpullido", indicó Martín.

Estudio de los refugios

Al mismo Pleno que se le pide que tome la decisión de colocar esa placa en La Calzada se le solicita, en la misma iniciativa, que de luz verde a un acuerdo de colaboración con la Universidad de Oviedo para realizar un trabajo de campo que determine el estado de conservación de los refugios antiaéreos de Cimadevilla y Begoña. La última referencia escrita oficial sobre ellos data de 1965. "Se decía que se encontraban en buen estado y sólo requerían labores de limpieza", indicó Blanco. El estudio deberá evaluar la situación actual tras décadas de abandono.