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Una narración de escritor al óleo

Menéndez Salmón revela su admiración por el pintor Mark Rothko en una conferencia en la que relacionó literatura y pintura

Menéndez Salmón, ayer, antes de pronunciar su conferencia. ENOL TEIJIDO

Sin duda, Ricardo Menéndez Salmón es un magnifico escritor, inteligente, reflexivo y profundo; la conferencia que impartió ayer tarde en el salón del Museo Nicanor Piñole hubiera dado para un ciclo entero, a la vista de la densidad de su tema, "Escritura y pintura: un matrimonio fecundo".

Ante un público numeroso, Pepa Pardo hizo la presentación. Ricardo Menéndez Salmón es gijonés, está licenciado en Filosofía, y colabora con los diarios ABC y LA NUEVA ESPAÑA. Escritor prolifero, ha recibido varios premios literarios. Pepa Pardo consideró su obra, que reúne novelas y ensayos, como "difícil". Concluyó su intervención con la lectura de un texto, elaborado por ella, que hace un recorrido por diversas imágenes de la vida del pintor neoyorquino -nacido letón- Mark Rothko, relacionándolas con páginas del libro "La luz es más antigua que el amor", escrito por el conferenciante.

El escritor gijonés dijo durante su intervención que escribir y pintar mantienen una relación muy intensa, que no se agota, aunque sus expresiones pueden ser muy dispares. Incluso varios Premios Nobel han escrito sobre pintura. Y puso el ejemplo de José Saramago y su apasionante obra "Me llamo Rothko". El autor explicó su propia génesis de atracción por la pintura, a través de dos libros: "Los reconocimientos", de William Gaddis, y "La estética de la resistencia", de Peter Weiss. En ambos se establecen diálogos entre pintura y literatura. En cuanto a los escritores los dividió en dos especies: el escritor zorro, teniendo en cuenta la forma de vida de dicho animal, y el escritor erizo, incluyéndose a sí mismo en este último orden.

Respecto a su admiración por la obra de Mark Rothko, dijo que había visto infinidad de reproducciones de sus cuadros, pero la primera vez que contempló un "Rothko" vivo fue en el Museo Guggenheim de Bilbao, y le arrebató. Por su estilo puro y simple que intenta atrapar la nada; su silencio, su vacío, siempre en el riesgo de la antipintura. Esta seducción fue la que le llevó a escribir "La luz es más antigua que el amor".

Las palabras de Ricardo Menéndez Salmón estuvieron acompañadas de imágenes que mostraban, o bien la figura del pintor -tenía razón Pepa Pardo al decir que se parecía a Pelayo Ortega-, o algunas de sus obras, como la que se exhibe en la Capilla Rothko de Houston. La vida del pintor que sobrevoló por el ambiente de la interesante conferencia fue trágica, salpicada de luces y tinieblas: los aplausos y el éxito lo desasosegaban. Se suicidó en 1970.

Para finalizar, Ricardo Menéndez Salmón dejó una pregunta colgada del aire, una pregunta que suelen hacer los niños: ¿Por qué pintan los pintores si existe la naturaleza?

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