La sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Gijón, acaba de confirmar la condena de un año y medio de cárcel que en su día impuso un juzgado penal de la ciudad a dos hombres acusados de estafar más de 4.000 euros a un carnicero de Gijón al que encargaron un pedido que nunca llegaron a pagar.

Los hechos tuvieron lugar en 2013, cuando la Policía Nacional de Gijón detuvo a los ahora condenados -dos hombres que en el momento de los hechos tenían 55 y 62 años-. Los arrestados se habían puesto en contacto con la víctima tras leer un anuncio publicado en un periódico, en el que el vendedor ofrecía sus productos. Los estafadores le pidieron al denunciante 100 kilos de picadillo y abonaron la factura. Después de varias pequeñas compras con las que consiguieron ganarse la confianza del denunciante, los detenidos aseguraron al proveedor que querían "ampliar su negocio", por lo que realizaron un gran encargo de morcillas, callos y chorizos que supuestamente iban a servir en "restaurantes de Asturias y Madrid".

Para aparentar solvencia los timadores llegaron a asegurar a su víctima, tal y como relató por aquel entonces la Comisaría de Policía, que le iban a realizar encargos de gran envergadura "de forma semanal". En su respuesta al recurso planteado por los abogados de la defensa, el tribunal de la Audiencia Provincial llega a señalar a uno de los acusados como un "artista de la estafa", a juzgar por sus antecedentes penales y por las más de treinta búsquedas que por este tipo de delitos llegó a acumular en los archivos policiales.

Los imputados aseguraron ante el juez que no habían pagado el pedido "porque estaba en mal estado". Una afirmación que, según la Audiencia, carece de fundamento. Los jueces creen, más bien, que en este caso se puede hablar de la comisión de un delito de estafa, ya que el autor "simuló un propósito serio de contratar cuando en realidad sólo quería aprovecharse de la parte contraria". Para llevar a cabo el engaño el cabecilla de la estafa le dio al acuerdo una apariencia legal a la que contribuyó, según la sentencia, con su "planta y paisanaje"