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VIRGINIA CAGIGAL | Profesora, imparte hoy una charla sobre sexualidad y espiritualidad

"Vivimos un momento de inmensa esperanza para las familias cristianas"

"Cuando un niño tiene un padre y una madre crece más sereno, aunque puede haber estabilidad en otras realidades"

Virginia Cagigal.

"La alegría del amor"," Amoris laetitia" en latín, es el título de la segunda exhortación apostólica del papa Francisco y que inspira la conferencia "Amor, sexualidad y espiritualidad" de Virginia Cagigal de Gregorio, profesora en la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales de la Universidad de Comillas, especialista en temas de familia, personalidad, evaluación y tratamiento psicológico y terapeuta familiar y de pareja. Cagigal impartirá esta tarde en el colegio de la Inmaculada de Gijón y mañana en el San Ignacio de Oviedo, ambas citas a las 17 horas.

-¿Formar una familia ya no es una prioridad?

-Existe el anhelo de una estabilidad afectiva y personal y muchas veces eso lo ofrece la familia. A veces se corre el riesgo de sentir una cierta persecución de inquietud, de duda, de si va a merecer la pena y quizás hace que parezca que no existiera esa prioridad pero para el ser humano sigue siendo muy importante poder establecer esos vínculos afectivos que nos ofrecen seguridad, serenidad, calma, estabilidad y posibilidad de madurez.

-¿La crisis y la incertidumbre actual son un factor en contra?

-Existe incertidumbre en la estabilidad de puestos laborales o garantías de continuidad en ciertas situaciones que impiden esa tranquilidad de poder sostener el proyecto. Esto se combina con la incertidumbre de las dificultades para asumir compromisos personales a largo plazo. Quizás como efecto indirecto de la cultura de la sociedad de consumo, del usar y tirar.

-¿Se puede llevar una vida cristiana lejos de una familia de esquema tradicional?

-Lo esencial de la vida cristiana es el evangelio, que a su vez es el amor y el mensaje de buena esperanza que Cristo trae a la humanidad. Vivir la realidad del evangelio puede adoptar diferentes formas. Qué duda cabe que esa vocación de estabilidad y seguridad en una familia nuclear, donde la familia se sostiene y se nutren uno a otro, ayudará a la plenitud de la persona. Pero existen otras formas de plenitud y donde poder hacer vivo el amor de Dios.

-Entonces, amén de un padre o una madre solos, o parejas homosexuales, ¿lo importante es el amor y no la estructura familiar?

-Cuando un niño tiene un padre y una madre y vive en un hogar con serenidad y reciprocidad de amor, crecerá más estable y sereno. ¿Solo puede haber serenidad, estabilidad y amor en esa realidad? Pues no, puede haberla en otras realidades como nos ilumina la exhortación. Pero una estructura de base que permita una estabilidad clara es importante para el desarrollo de la persona.

-¿Tener un hijo es la máxima expresión de amor?

-Cuando se pueden tener hijos sí, pero hay otras formas de expresión de amor.

-¿Y aquellas familias que no tienen hijos?

-Hay parejas que quisieran tener hijos y no pueden. Eso forma parte de un proceso personal complejo, a veces doloroso para aceptar esa realidad. Como tantas otras cosas difíciles que aceptar en la vida, pero eso no quiere decir que una pareja no pueda ser enormemente creativa y dar fruto a la sociedad y la humanidad.

-Dice el papa Francisco que el amor el matrimonio "disculpa todo, cree todo, espera todo, soporta todo". ¿Todo, todo?

-El Papa recorre en varios momentos la dignidad de la persona. Este soportar no es el concepto de resignación, es constructivo e invita a ponerse en marcha para afrontar lo que a todos nos trae la vida de dificultad. La mirada está en afrontar esas realidades, en saber perdonar y en trabajar la reparación. Pero el perdón no es pasarlo todo, ni hacer como que algo no existe. Ni olvidar. No podemos confundir perdonar con olvidar. El perdón es un proceso personal en el que uno afronta aceptar que alguien le ha hecho un daño, pero cuando es en una pareja es necesario que haya reparación, si no damos pasos en falso.

-¿Cómo actuar?

-Debe haber voluntad de reparación y de que no se repita, voluntad concretada en acciones y hechos. Si no, nos acercamos a un perdón descafeinado que no ayuda a vivir con esa dignidad. También dice el Papa, explícitamente, que en un momento dado la solución más digna para ellos es la separación por situaciones de violencia, de sometimiento o manipulación grave. Pero eso no es una pista para, ante cualquier circunstancia, optar por la separación porque existe el camino del perdón, reparación y crecimiento mutuo a pesar de los errores.

-"La idéntica dignidad entre el varón y la mujer", apunta el Papa. Criticar la mutilación genital es fácil pero ¿qué pasos da la Iglesia para contribuir a la dignidad de la mujer?

-Desde hace mucho puso énfasis en dar hueco a la mujer. En muchas de las iniciativas de educación y promoción de la mujer o sistemas de ayudas económicas, están detrás instituciones religiosas que han llevado una visión pionera sobre esta realidad. La Iglesia dignifica a la mujer en su lugar.

-¿Ya no está relegada a un ámbito doméstico?

-Eso no se sostiene. Las familias cristianas son familias de la sociedad actual y la Iglesia evoluciona conforme a los tiempos. Cuando la mujer mayoritariamente se quedaba en casa lo hacía siendo o no católica. Es más un fenómeno social.

-El abuso sexual de los niños. "se torna todavía más escandaloso cuando ocurre en los lugares donde deben ser protegidos", dice el Papa. ¿Ha dejado ser tabú y ya no se mira hacia otro lado?

-Es una denuncia enérgica como no podía ser de otra forma. La Iglesia ha hecho un proceso muy necesario, con importancia y relevancia. Cuando se abusa de un menor el daño es grave y le causa confusión porque quien debería protegerme me hace daño y para el niño se torna en confusión a la hora de tener criterios y saberse proteger. Hay que tener claridad y dureza de actuación para frenar esto.

-¿Hacia dónde va la familia cristiana?

-Es un momento de inmensa esperanza. Demasiado tiempo con la crisis, lo que no funciona, pero "la alegría del amor" nos sitúa en el eje con que el Papa invita a contemplar la realidad del amor, en la familia y en el matrimonio. Desde la alegría.

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