Manuel DE CIMADEVILLA

Álvaro Armada Barcaiztegui, conde de Revilla-Gigedo donó ayer en depósito permanente al párroco de la Abadía de Cenero, Albino Laruelo, un valioso óleo de un antepasado suyo -ya que él es descendiente del linaje de los Valdés-, una importante autoridad eclesiástica, tal como está reflejado en el cuadro en un breve texto en castellano antiguo: "Don Cosme Damián de Valdés, prior de la Sagrada Iglesia Catedral de Oviedo, abad de San Juan de Zenero y de Santa Doradía, Provisor y Bicario general de este Obispado".

De esta manera, Álvaro Armada intensifica sus relaciones con la Abadía de Cenero, ya que el pasado mes de diciembre tal como informó LA NUEVA ESPAÑA visitó los restos del torrexón de Trubia anejo a la casa de los Valdés, cuya construcción data del siglo XIII.

La primigenia Abadía de Cenero fue construida por Diego de Valdés, en plena época romana, así lo atestiguan los materiales de construcción y la ornamentación. En la conquista de Sevilla en el año 1248 el hijo nacido en el barrio de Trubia el rey le premió sus servicios nombrándole Adelantado y primer gobernador de Sevilla. De allí trajo los canteros artistas que labraron la hermosa iglesia parroquial, a la que popularmente se le conoce como la catedral del románico gijonés. Quien fuera párroco de la Abadía de Cenero, Manuel Valdés Gutiérrez, dejó escrito que la sede episcopal de los primeros obispos fue Santa María de Veranes -este año va a ser conmemorado el centenario de las primeras excavaciones arqueológicas realizadas por él- lo que queda demostrado con este histórico cuadro de quien entonces era prior de la catedral provisor y vicario general del Obispado de Oviedo.