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La negociación que facilitó Magdalena

El Puerto ha logrado una reducción de intereses de su deuda tras unos contactos iniciados en 2013, cuando la exministra de Fomento era vicepresidenta del BEI

Magdalena Álvarez, segunda por la izquierda, durante su primera visita a El Musel como ministra de Fomento, el 29 de junio de 2004, ante una maqueta de la ampliación del puerto exterior y de los muelles de La Osa (a la derecha), que se inauguró aquel día. MARCOS LEÓN

Los 465 millones de euros en los que se tuvo que endeudar la Autoridad Portuaria de Gijón para pagar la obra de ampliación y sus sobrecostes, han pasado a ser un peso más soportable para el Puerto, que acaba de cerrar un acuerdo con el Banco Europeo de Inversiones (BEI, que había concedido 250 millones de euros para la ampliación) para reducir intereses, alargar el plazo de devolución del crédito y trasladar a los últimos años del mismo las mayores amortizaciones de capital. El acuerdo supondrá una rebaja en los próximos años de unos 5 millones de euros en gastos financieros para El Musel. Se culmina así una negociación cuyas lineas maestras ya se habían trazado hace varios años.

En 2012, con Emilio Menéndez al frente de El Musel, el presidente de Puertos del Estado, José Llorca, ya había apuntado públicamente que el BEI estaba dispuesto a revisar las condiciones impuestas a El Musel.

Fue al año siguiente cuando el Puerto y el BEI entraron en harina con una primera reunión que mantuvieron en la sede del Banco Europeo en Madrid su entonces vicepresidenta, Magdalena Álvarez, y la entonces presidenta de El Musel, Rosa Aza. El actual portavoz socialista en el Senado, Vicente Álvarez Areces, había allanado el acceso de Aza a la exministra de Fomento socialista.

La negociación no afectaba a todos los tramos del crédito concedido por el BEI, sino a los tramos pactados con un interés variable, que suman alrededor de cien millones de euros. El acuerdo entre el Puerto y el BEI llegó meses después, pero sólo era aplicable a partir de que comenzara la amortización de los tramos con interés variable. El primero de ellos, al que se aplicó aquel pacto, comenzó a amortizarse en 2015.

Aza había abierto otro frente que era renegociar el crédito de 215 millones concedido por el ICO, a través de Puertos del Estado, para los sobrecostes. La negociación pasaba por trasladar a los últimos años de vigencia de ese crédito la amortización de la mayor parte del principal.

Una negociación con Madrid que quedó interrumpida con la llegada de Laureano Lourido a la presidencia de El Musel. Los actuales gestores del Puerto optaron por cambiar de estrategia, dejar sin tocar las condiciones del crédito del ICO y, para aligerar la carga financiera, modificar el calendario de amortización de los distintos tramos del préstamo del BEI. Así, se negoció alargar el plazo de amortización de este último préstamo y trasladar a sus últimos años la devolución de la mayor parte del principal.

Al diferir el grueso de la amortización hacia años venideros, junto al inicio de la aplicación de tipos de interés más bajos en varios de los tramos de ese crédito, es lo que permitió que las cuentas de la Autoridad Portuaria en 2016 se cerraran con unos resultados operativos positivos por primera vez desde que concluyó la obra de ampliación portuaria.

La dirección del Puerto llegó a comentar a algunos interlocutores que el "ahorro" que propicia la negociación sumará a lo largo de los años 50 millones de euros.

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