Por norma general, un perro es un gran acompañante, un "amigo" fiel y hasta una ayuda poco menos que terapéutica. Pero también, de forma excepcional, puede darse el caso contrario: cuando los perros se convierten en un problema para la sociedad. Y de ello saben bien en Veriña, donde los vecinos llevan días preocupados por los estragos que está causando una pareja de perros de gran tamaño -con rasgos de cruce de mastín- que campan a sus anchas por los praos y acumulan ya varios ataques graves al ganado.

"Un perro puede estar abandonado y suelto, pero la peligrosidad viene más bien por el origen de ese perro. Es decir, si es un perro que está bien sociabilizado o no. Si uno tiene un perro mal sociabilizado y se escapa, puede ser un gran peligro. Y eso es más frecuente en perros que están en fincas, que no han tenido el contacto adecuado con personas u otros animales cuando son cachorros, y cuando se escapan pueden ser un peligro para otros animales o personas", explica Pedro Pablo Mayo, prestigioso veterinario del hospital Nacho Menes. "Desde el nacimiento de un perro, los primeros cinco o seis meses hay un periodo de sociabilización, y cómo se sociabilice entonces va a marcar el futuro de su vida", añade este experto en perros.

A ello hay que agregar en el caso de Veriña -donde los vecinos ya tuvieron que intervenir ante la actitud agresiva de los perros con un niño- que los canes de los ataques son de grandes dimensiones. "Obviamente, con esas hechuras son muchos más peligrosos: un perro de cincuenta o sesenta kilos puede hacer mucho daño. Se comen corderos sin problemas. Y si van dos a la par, pues mucho peor", señala Mayo, que recalca que "el ayuntamiento tiene una responsabilidad con esos perros y tiene que hacerse cargo de su captura".

El veterinario cree que "lo más probable es que se hayan escapado de una finca o los hayan soltado; pero no es habitual: hay que apelar a la tenencia responsable de esos animales". ¿Y cómo reaccionar si uno se los encuentra? La respuesta no es fácil. "A veces echar a correr es peor, pero mantener la frialdad es difícil", asume Pedro Pablo Mayo.