Gijón tiene pendientes, y desde hace mucho tiempo, proyectos de gran envergadura en materia de urbanismo y transporte cuya ejecución tiene consecuencias muy relevantes para la movilidad de la ciudad. Y la mayor parte de ellos poco tienen que ver con el ámbito competencial de la administración local, lo que limita la capacidad de influir sobre su desarrollo. Aún así el Plan Integral de Movilidad no los puede ignorar a la hora de plantear un proyecto que se fija con el horizonte temporal de 2024.
El ejemplo más claro lo conforman las medidas vinculadas a los proyectos popularmente conocidos como plan de vías y metrotrén, que por un lado generan todo un entramado urbano en el centro de la ciudad y por otro buscan prolongar un trazado ferroviario hasta Cabueñes y dar vida a una gran estación intermodal.
Pero los técnicos que han ido elaborando los estudios iniciales sobre la movilidad en Gijón también recuerdan la proyectada ampliación del hospital de Cabueñes, la consolidación de la ampliación del puerto de El Musel y de sus accesos desde la Autovía y el desarrollo de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (Zalia). Todas iniciativas a medio y largo plazo pero que deben tenerse en cuenta desde ya. No sólo porque generen nuevos polos de desplazamientos sino porque tienen una repercusión sobre el global de toda la ciudad.
Igual que se debe tener en cuenta en el análisis de la movilidad futura, y aquí la competencia sí es municipal, el denominado plan de avenidas donde se debe incorporar la reflexión sobre la funcionalidad de las avenidas de la Costa, Pablo Iglesias y Manuel Llaneza.
