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La vida es más que un cabaret | Nacho Artime

Un recorrido por la historia que ha pasado por Gijón como un torrente

La vida es más que un cabaret | Nacho Artime

"Cabaret", el musical, ha pasado por Gijón como un torrente. Cuando este fantástico fenómeno del genero teatral más querido en el mundo entero arrasa sin casi precedentes cuando acaba de cumplir 50 años no deja de extrañarnos y alegrarnos.

¿Envejece bien, o como en aquella estupenda película de Brad Pitt, nació muy mayor y va descumpliendo años? ¿O ambas cosas, como también decían de "West Side Story", otro fenómeno de rejuvenecimiento?

El caso es que analizado "Cabaret" con un mínimo de objetividad tiene casi todo a favor desde que llegó a Broadway hace 50 años. Y a ver si acierto a contar con claridad todo lo que tuvo que pasar para convertirse en todo un clásico. Toda una película.

Detrás de estos fenómenos inexplicables siempre hay un cerebro creador que enciende la llama, une a genios dispares, cree tanto en el proyecto que el mismo no sólo lo dirige sino que hasta lo produce.

Es todo un símbolo irrepetible del musical americano. Va a cumplir 90 años y aún no se ha resignado a dejar de tener ideas. Y hablo del genio que estuvo o en la sombra o en primera línea de mitos tan maravillosos como "West Side Story", "El fantasma de la Ópera", "Evita", "Sweeney Todd". En fin, faltan adjetivos para tanto talento.

La idea inicial fue del propio Prince, productor-director, al creer en la bondad del texto en que se basaría el musical. Partía Prince de un interesante, digamos, diario o memoire de un brillante escritor inglés homosexual que cayó sobre Berlín en 1931 en pleno fulgor de la República Weimer y el espeluznante nacimiento del nazismo.

Hay un momento en la función que aún hoy pone los pelos de punta. Las juventudes hitlerianas cantan un "El mañana me pertenece" que no hace más que le obligue a uno a creer que el mundo ha retrocedido en pocos años como unos ochenta. ¿Se va a repetir aquel tiempo? El populismo nos acecha y no se sabe por dónde nos va a romper.

Tal vez por eso "Cabaret" tiene esa vigencia, ese aviso, esa urgencia, y por eso con el tiempo se ha convertido en un clásico y ya sabemos que los clásicos son para siempre.

Las memorias de Christopher Isherwood dieron pie a una película modesta que el tiempo también la está llevando al clasicismo. "I am a camera" se llama. Y del cine pasó al teatro aún sin música. O sea, ya lleva tres formas de expresión cuando surge la idea de ponerle música.

Y con un añadido brillante a la historia. El cabaret cutre y golfo de aquel Berlín a la espera de Hitler. Para contar todo eso, Prince recupera del clásico cabaret a un "M.C.", que así se llama el personaje , que es santo y seña y que nos narra tanto o más que el propio protagonista. "M.C." no es otra cosa que el Maestro de Ceremonias. Y surge de las brillantes páginas un roba shows realmente maravilloso.

Qué gran idea que en manos de grandes cómicos y cantantes y mimos y bailarines, hacen verdaderas creaciones. Como pasó con Joel Gray, el original se llevó todos los premios teatrales del año.

Y hasta seis años después, el Oscar. Porque a la vista del gran triunfo mundial del musical ahora toca romper en Hollywood. Y se une a tan brillante carrera otro genio del género llamado Bob Fosse. Y Fosse se hace el amo del proyecto y no sólo incorpora a su amiga de toda la vida. Liza Minelli, sino que debuta como director de cine, gana ocho Oscar y convierte a "Cabaret" en un fenómeno mundial. Costó sólo 2 millones y medio de dólares -una risa para la época- y a la semana ya habían ganado el doble. Y en seis meses es la película mas rentable hasta ese momento de la historia del cine.

Era el año 73. Fue un gran año para Hollywood porque en los grandes premios tuvieron que competir nada menos que con "El Padrino". Y Coppola frente a Fosse.

¿Mejor director, mejor película? Aquí habría que contar esas terribles injusticias que hacen de los Oscar unos premios imposibles. Ocho para "Cabaret" y tres para "El padrino" ¿Mejor director? Fosse. Entre esos ocho estaban actriz Liza Minelli, secundario Joel Gray, mejor fotografía, adaptación ? Sin embargo, con "El padrino" lo ganó Marlon Brando, y el de mejor guión, para Mario Puzzo; así como el mas valorado: mejor película.

¿Cómo no fue "Cabaret" y sí su gran rival ante la diferencia de recompensas?

La venganza de Coppola con Hollywood tuvo su momento. "Cabaret" no figura en ninguna lista de las mejores películas de todos los tiempos. Y "El Padrino" ya está en el número uno de algunas. Así se escribe esta curiosa historia. Yo le tengo a esta obra maestra el dato añadido de haber sido, a medias con Jaime Azpilicueta. el adaptador de los diálogos de la versión española. Un gran honor que da un punto a mi historia de adaptador.

Aún me queda el punto final. A la larga vida de "Cabaret" se van uniendo genios que prolongan no sólo su éxito sino su enorme calidad. Se incorpora otro muy importante: Sam Mendes. Ya saben el éxito de uno de sus Bonds, pero en aquel tiempo del 98 Mendes era el "golden boy" del teatro inglés. Y se le ocurrió retomar el cabaret recuperando las nuevas canciones que habían hecho los geniales Kander y Ebb para el film. Llamó para eso a otro gran coreógrafo americano llamado Rob Marshall que fue el triunfal director de la oscarizada "Chicago".

Y así nació el nuevo/viejo cabaret que desde entonces no nos deja de recordar a dónde nos lleva la vida. "La vida es un cabaret", nos canta Sally Bowles al final de la historia: "Amigo vente, vente al cabaret". Pero yo creo sinceramente que en este cruce de talentos para contarnos un trozo de vida, la vida es mucho más que un cabaret.

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