Durante dos años acudía con frecuencia a la habitación de su hija adolescente y se metía con ella en la cama. Este padre aprovechaba que su esposa abandonaba el domicilio familiar y, sin el consentimiento de la joven, nacida en 1998, le hacía tocamientos sexuales y le exigía a ella que también se los hiciera. Así desde fecha indeterminada en 2013 hasta el 12 de marzo de 2015, según el relato de la Fiscalía, que solicita para el acusado la pena de ocho años y seis meses de prisión y otros seis más de libertad vigilada por este delito de abuso sexual contra su hija.

Por todo ello, la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias, con sede en Gijón, iniciará el próximo jueves, a las 10.30 horas, la vista oral contra un hombre acusado de abusar sexualmente de su hija adolescente durante dos años, cuando la joven era todavía menor de edad.

"Le hacía tocamientos o le hacía masturbarle, llegando en ocasiones a introducirle un dedo en la vagina", relata la acusación de la Fiscalía. Estos hechos, de 2013 a 2015 y ahora se abre el juicio contra este hombre que, además de los ocho años y seis meses de cárcel y otros seis años de libertad vigilada, deberá indemnizar a la menor con 6.000 euros por daños morales, más intereses, si sale condenado del proceso.

La Fiscalía considera los hechos como constitutivos de un delito de abusos sexuales al amparo del Código Penal que establece como tales aquellos actos no consentidos "que se ejecuten sobre personas que se hallen privadas de sentido o de cuyo trastorno mental se abusare, así como los que se cometan anulando la voluntad de la víctima". En este caso apoyados en el artículo 180.1 en el supuesto de que "el responsable se haya prevalido de una relación de superioridad o parentesco, por ser ascendiente, con la víctima". Además de la pena de cárcel y libertad vigilada, el hombre se enfrenta a la prohibición de aproximarse y comunicarse con la víctima o los familiares y otras personas que termine el Tribunal, la prohibición de realizar actividades que puedan ofrecerle o facilitarle la ocasión para cometer hechos delictivos similares y la obligación de participar en programas formativos de educación sexual.