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ALEJANDRO PELAYO | Pianista del dúo "Marlango", que actúa el 5 de julio en Metrópoli

"Si pensáramos sólo en música para sonar en una emisora estaríamos perdidos"

"Si buscáramos la canción del verano nos saldría la del otoño; nuestra tendencia es más a la nostalgia que a la alegría"

Alejandro Pelayo toca el piano junto a Leonor Watling en un concierto de Metrópoli en el Botánico. Á. GONZÁLEZ

Alejandro Pelayo es el pianista y la mitad del dúo "Marlango", creado en 2004, y que forma junto a Leonor Watling, cantante y además actriz. El próximo miércoles 5 de julio estarán en el festival Metrópoli, en un concierto íntimo con sus sonidos más recientes y algunos más antiguos.

- ¿Cuál es el secreto para que su último disco "El porvenir" lleve más de un año triunfando de gira por España y América Latina?

-El público es la clave. Si supiera la fórmula del éxito haría otro igual. Veo en la gente una complicidad y vínculo con nosotros de cariño y mucha atención.

- ¿Qué sonido ofrecen?

-Todas las canciones que escribimos o las versiones que hacemos de otros, nos sirven para vivir durante tres o cuatro minutos en otro lugar y vidas, y de otra manera. Eso genera una adicción que te permite ser un superhéroe durante un rato. Nuestras canciones son un pequeño descanso de la vida real porque no existen los problemas durante ellas.

- ¿Cómo será su concierto?

-Nuestra premisa es que los conciertos no sean algo cerrado. Tenemos seis discos, muchas versiones que nos gustan, y canciones nuevas, que mezclamos junto a la banda, para ver lo que quiere el público, y poner la banda sonora de la noche entre todos.

- Darán un concierto ante un público reducido, ¿es su espacio preferido?

-Salir a tocar es siempre un regalo. El pasado fin de semana tocamos junto a Miguel Bosé en el WiZink Center ante 10.000 personas y a los dos días he hecho un concierto de piano para niños con 150 personas. Las dos cosas tienen su pros y contras. Y en el escenario es igual de emocionante. Lo más interesante es poder alternar entre ambas cosas. Ante poca gente tenemos más libertad, con este formato de piano y voz, pero a la vez es algo muy exigente. Nuestros conciertos no tienen fuegos artificiales ni nada espectacular para esconderte.

- ¿Ofrecer un producto diferente al de la música comercial es cada vez más difícil?

-Tiene que haber de todo y con un cierto equilibrio. Ahora tengo la sensación de que esa estabilidad se está rompiendo y parece que todo lo que escuchamos, aunque no quieras porque sale de las tiendas, taxis o bares, nos hace que vivamos en una provincia de Puerto Rico. Parece que solo existe un solo tipo de reggateon. Tiene que haber de todo. Y los músicos estamos obligados a hacer lo que deberíamos. Si pensamos sólo en música para sonar en una emisora estaríamos perdidos. Y en nuestra caso, aunque quisiésemos escribir la canción, estaríamos más cerca de la del otoño-invierno, porque nuestra tendencia es más a la nostalgia que a la alegría, y ya tenemos una edad".

- Han probado en sus discos con música en castellano y también en inglés. ¿Por qué decidieron cambiar?

-En nuestro caso es porque Leonor escribe en los dos idiomas y su madre es inglesa, y en sus cuadernos han convivido las letras en ambos idiomas. Hasta que no encontró una voz con la que se sentía cómoda no decidió grabar canciones en castellano.

- Contar con una actriz famosa como Leonor Watling, ¿ha supuesto una ayuda o una desventaja?

-Siempre así. Y tampoco sabemos cuál hubiera sido la alternativa. Hemos sido siempre el grupo de Leonor, igual que "U2" es el grupo de Bono. Al principio es cierto que tuvimos más atención que otros grupos sin tener nadie famoso que por otros motivos quizás no hubiéramos tenido. Pero en aquella época también nos reímos porque Estefanía de Mónaco sacó un disco. Lo que se demuestra con el paso del tiempo es que para triunfar hay que ofrecer un buen producto, de lo contrario al público es difícil engancharlo.

- ¿Qué añora de cuando lanzaron su primer disco allá por el año 2004?

-A Óscar Ybarra, antiguo compañero del grupo, que está en Estados Unidos. Y es verdad que antes éramos muy ingenuos, porque la incredulidad te llevaba a hacer otras cosas.

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