Adolfo Mariño se enfundó ayer por última vez la casulla en la sacristía de la iglesia de San José de Gijón. El sacerdote, párroco del templo gijonés durante casi tres lustros, ofició ayer su última misa antes de poner rumbo a Covadonga, donde ocupará su nuevo puesto como abad del santuario asturiano.

Los fieles llenaron las bancadas -sillas supletorias incluidas- para el oficio dominical, espoleados por dar una merecida despedida al que fue durante catorce años su párroco, que deja tras de sí meritorias acciones y sobre todo muchísimo cariño, que cristalizó en una sentida ovación a base de aplausos. "No me extraña que marches con pena porque dejas la mejor parroquia de Asturias", le dijo Jorge Juan Fernández Sangrador, vicario general del arzobispado de Oviedo, en una de las misas oficiadas ayer en San José.

Mariño, por su parte, pronunció palabras de emoción destinadas a sus feligreses. "Ha llegado la hora de decir hasta luego, que no adiós", señaló antes de aclarar que cambia de destino porque el Arzobispo de Oviedo "me lo pidió, me dijo que me necesitaba".

Mariño quiso agradecerles su "cariño, compromiso y trabajo desinteresado y sincero", para terminar aseverando: "Os llevo en el corazón".

El avilesino se detuvo en la labor caritativa y solidaria que ha llevado a cabo la parroquia durante esta década y media, explicando que es "un voluntariado de excepción en todos los campos".

Para Mariño, los feligreses de San José son en realidad una gran familia. "Sois familia y siempre lo habéis sido, una familia unida que se ha convertido en un referente para Gijón", arguyó el sacerdote.

El nuevo abad de Covadonga, en sustitución de Juan José Tuñón, relató que "es una responsabilidad muy grande, si lo llego a pensar en el seminario, echo a correr seguro", por lo que confesó estar "alloriáu, despistado, nunca lo pensé y no sé ni por dónde empezar ni por dónde terminar".

Sin embargo, sí que puso de relieve, en una carta de despedida que se publicó en la hoja parroquial del día de ayer, que "siempre me tendréis a vuestro servicio, llevo rostros, vivencias y un montón de fuertes experiencias en mi corazón", por lo que "estáis un poco enchufados, porque cada día os recordaré en el altar mayor de España, en la Cueva, ante la Santina", enfatizó. Será el próximo domingo 6 de agosto, fiesta de la Transfiguración del Señor, cuando tome posesión de la parroquia gijonesa su sustituto, Fernando Llenín, hasta ahora párroco de la iglesia de San Francisco de Asís, en Oviedo. Un 12 de octubre de 2003, "en la misa de las 13 horas" llegó Mariño a la parroquia de San José de Gijón. Casi catorce años después, y a la misma hora, Mariño se llevo el último aplauso de sus feligreses.