Los expertos que han desarrollado las labores de control de esta especie en Gijón la consideran como "una plaga urbana", que no tiene solución "ni eficaz ni inmediata". Usos ya extendidos por hosteleros en sus terrazas como alarmas acústicas, cetrería, esculturas con figuras de aves rapaces, o sistemas de redes para proteger los residuos de las mesas y evitar que las gaviotas se abalancen sobre ellos no suelen proporcionar resultados satisfactorios. La única solución factible para tratar de paliar esta invasión se halla en la combinación de campañas de control de la descendencia procedente de las parejas que anidan en la ciudad, y la evacuación de nidos, huevos y polluelos, junto con la necesaria colaboración de la población. Una llamada que el Servicio de Medio Ambiente ha hecho a través de una campaña de concienciación junto con la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Emulsa y la Asociación de Hostelería y Turismo de Asturias (Otea). "Tengamos la tapa en paz" consistirá en el reparto de 650.000 unidades de servilletas en establecimientos hosteleros con un mensaje para evitar que los clientes alimenten a gaviotas y palomas, y los camareros se habitúen a recoger con rapidez los restos de las consumiciones.