"Nos hubiese gustado que las 40.000 personas que asistieron pudiesen haberlo visto pero teníamos un aforo limitado y garantizar la seguridad del público era lo primero". Desde la organización del "Día de las alas" no esperaban una respuesta tan multitudinaria y reconocen que la zona acotada del Puerto Deportivo se quedó pequeña. No obstante, el balance global "es muy positivo porque la respuesta del público ha sido increíble y masiva, la cita ha cumplido con las expectativas y nos hemos sentido muy bien recibidos y acogidos por todo Gijón", asegura Jesús Rodríguez, director técnico del evento.

Gijón se convirtió el domingo en la cuarta ciudad española en acoger el "Día de las alas" en sus 35 años de historia y tras más de un centenar de exhibiciones por todo el mundo. Tan sólo Barcelona, Málaga e Ibiza, esta última en 2012, lograron ser sede del evento. La campaña de comunicación situó a la ciudad en el plano de la actualidad internacional y, además, a coste cero para las arcas municipales pues Red Bull, los promotores de la cita, corrieron con todos los gastos. Hasta Gijón enviaron un equipo humano de 244 personas que permanecieron en la ciudad más de una semana. Los operarios que se encargaron del montaje lo hicieron el viernes y la casi totalidad del equipo llegó de lunes. Todo estaba minuciosamente estudiado menos que la demanda de asistentes duplicaría el espacio disponible.

"Esperábamos mucha gente por tratarse de un evento con acceso libre pero no tanta; nos sorprendió toda la gente que vino y además todos los que lo hicieron con tanta antelación porque horas antes de abrir las puertas ya había cola con centenares de personas", reconoce Jesús Rodríguez. Todos intentaron obtener un hueco de los 12.000 previstos en la punta Liquerique. "Había un filtro que contaba a todas las personas que pasaban, no podíamos superar esa cifra y no lo hicimos", confirma. Además de la zona reservada, con 500 personas más, se aglomeró mucho público en la zona de Talasoponiente. "Nosotros controlamos nuestra zona pero también pusimos refuerzo de seguridad porque había mucha gente", sostiene Rodríguez, quien añade que "en ningún momento temimos por la seguridad, había mucha gente pero no nos trasmitieron ningún peligro".