Gijón volvió a ver ayer desde distintos puntos de la ciudad una nube negra. Esta vez no era de carbón ni de chimeneas industriales, sino de un barco que abandonaba El Musel y que en su salida dejó una estela de humo. La nube negra que formó su chimenea fue de grandes dimensiones y la arrastró por toda la bahía de San Lorenzo -en la fotografía una bañista mira hacia el barco-. Cuando no es el carbón son los barcos pero los vecinos del concejo padecen los efectos de la contaminación casi a diario.