Germán Fernández, el joven agredido brutalmente en Fomento el pasado 14 de julio, cumple hoy 25 años. Lo hace pocos días después de comenzar con su rehabilitación este lunes en el HUCA, el centro donde lleva ingresado desde la paliza. Estuvo semanas en coma inducido, ajeno a las movilizaciones sociales y muestras de apoyo que Gijón le brindó. Luego llegó a planta tras casi cincuenta días en la UCI. Poco a poco va ganando esta batalla, mientras tres personas, los supuestos agresores, continúan en prisión provisional y otras cuatro están imputadas. Germán no está solo, junto a él siguen sus amigos y familia, en especial sus hermanas Marta y Marina y, por supuesto, su madre, Yolanda.
- ¿Cómo está Germán?
-En rehabilitación, recuperando mucho y más tranquilo. Está cansado de estar en la habitación, tiene todavía esos ramalazos de que te da patadas pero, en líneas generales, está bien. Ya empezó a comer purés y yogures, todo de cuchara, que los tolera bien y le gusta lo que come.
- ¿Ha sido difícil lograr cama en rehabilitación?
-Nos costó conseguirlo. Hablé con la chica de rehabilitación y me aseguró que lo iba a mover. Luego salió el tema en redes y medios de comunicación. Estoy muy agradecida, siempre se han portado todos muy bien y no tengo queja hasta ahora, pero hubo algo de dejadez a lo hora de bajarlo a rehabilitación. Entiendo que allí son ingresos de larga duración y que si no hay cama pues no hay, pero, claro, si no hay sitio hasta dentro de tres meses, ¿qué está, tres meses echado o sentado?
- ¿Le quedarán secuelas?
-No se sabe aún. A partir de los dos años nos han dicho que se verá, pero creo que va a quedar bien. Algo quedará, pero estará bien. Lo peor ha pasado, pero esto va a ser muy duro también. Estamos agotados. Supone ir todos los días a Oviedo y eso que ahora ya se queda solo a dormir, desde hace una semana. Por las mañanas está en rehabilitación, luego va a alguien con él de una a cinco de la tarde y luego voy yo, cuando salgo de trabajar, y me quedo hasta que cena. Hasta ahora eran 24 horas con él desde que subió a planta. Hacíamos turnos de cuatro personas entre familia y amigos. Es muy duro.
- ¿Se podrían acortar esos plazos de recuperación?
-Sí. Le veo con muchísimas ganas. Lo del gimnasio lo pedía a gritos y ahora está yendo a terapia ocupacional. De cómo le viste a ahora ha mejorado muchísimo. Colabora mucho, tiene ganas. Está encerrado en su cuerpo, pero la cabeza la tiene bien, digan lo que digan. Le sacamos en silla de ruedas por la planta, está encantado de salir de las cuatro paredes en las que estaba.
- ¿Puede hablar?
-No. Y eso le crea mucha impotencia. Pero ve y oye bien.
- ¿Siempre confió en que saliese adelante?
-Desde el primer día, aunque la noche que pasó todo tuve mucho miedo de que no saliera. El día que le operaron de urgencia (la misma noche de la concentración en Marqués de San Esteban) me dijo mi hija Marta: "Mamá, se muere". Y le dije: "No". Quizá sea como un sexto sentido, el cordón umbilical no se termina nunca de cortar. Siempre tuve fe en que saliera, la misma fe que tengo ahora para decir que de aquí a Navidad caminará y que los plazos que nos dan los médicos se acortarán.
- ¿Saben ya qué pasó ese día?
-Estaba ahí. Salió fuera y, en medio de la carretera, por lo visto, le pegaron. Parece que nadie lo vio.
- ¿La noche es segura?
-Tenemos un problema de seguridad. Hay mucha gente que está en la calle que no debería estar, pero la ley está demasiado floja. Saben que no pasa nada y por eso ocurren estos casos. Mientras las leyes no sean más duras seguirán pasando cosas como la de Germán. No echo la culpa a los jueces, y menos a la Policía Nacional, que hizo un trabajo espectacular y siguen haciéndolo. Pero el juez se atañe a la ley y las leyes no están bien. A veces parece que les sale gratis.
- Actualmente hay tres personas en prisión por estos hechos y otros cuatro dentro de la investigación. ¿Se ha detenido a los supuestos culpables?
-No. Había trece personas y solo quedan tres dentro, entonces hay gente en la calle.
- ¿Los familiares de los supuestos autores se han puesto en contacto con ustedes por lo que pasó?
-Sólo una vez. Llamaron los padres de uno de ellos a raíz de lo que pasó. Pero nunca más.
- Al día siguiente de la agresión hubo voces que apuntaron a que los responsables eran de la peña Ultra Boys.
-Eso es mentira. No tuvieron nada que ver. Ellos siempre han apoyado a Germán y siguen pendientes de él. Se están portando muy bien con todos nosotros y les estamos muy agradecidos por ello. Además, Ultra Boys no se dedican a eso, son paisanos y no niños.
- El día de la manifestación hubo quien criticó su presencia cuando llegaron con usted.
-En su día les dije a quienes pitaron que no utilizasen a mi hijo para hacer política.
- ¿Cree que se ha hecho política aprovechando la agresión a su hijo?
-No lo sé. Tenemos un Ayuntamiento de mierda. Sólo mandaron un escrito pero nadie se pasó a preguntar por mi hijo. Parece que no viven aquí. Pero bueno, viendo lo que escuchamos del concejal de Seguridad Ciudadana, de que todo está bien, queda todo muy claro. Nunca he confiado en la política y ahora menos. Pero tampoco quiero que, a toro pasado, vengan a decirme nada.
- ¿Se presentarán como acusación particular en el juicio?
-Sí, claro. Ya tenemos abogado. Espero que la sentencia sea ejemplar aunque a veces tengo mis dudas. Sé que el juez de instrucción está haciendo bien su trabajo, es un juez duro pero la ley es la ley. Casi matan a mi hijo, pero no lo mataron y ahí está. Eso lo sufrimos nosotros, son muchos gastos y psicológicamente te destroza. Eso no lo paga nadie. Además llegó en un momento duro porque llevamos un año que tela.
- ¿Hay novedades?
-La investigación está abierta, tanto por la Policía como por el Juzgado. Ha habido muchas filtraciones y el juez no quiere que salga información de allí. Cuanto menos se sepa mejor. Están buscando a una persona que por lo visto sí lo vio todo. Creo que lo están haciendo bien, pero sigo poco el tema porque sólo me preocupa Germán.
