El almacenamiento geológico de CO2, ¿un acierto o un riesgo?. Este fue el tema a tratar por Félix Javier Mateos Redondo, doctor en Ciencias Geológicas en su ponencia en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón.
Mateos Redondo lo tiene claro: "es necesario reducir las emisiones de CO2 a la atmósfera para reducir el efecto invernadero", apuntó. El experto en geología, que formó parte durante una década del equipo de trabajo de esta rama en la Universidad de Oviedo en proyectos de ámbito nacional e internacional, explica que el almacenamiento del CO2 en el subsuelo es "una herramienta más que nos permite reducir en más de un 20% la contaminación al espacio".
En este sentido explicó que las formaciones salinas profundas son la mejor opción a largo plazo para llevar a cabo esta técnica. De hecho, según añadió, "ya existen almacenamientos de este gas fabricados por naturaleza que nos permiten aprender a fabricar almacenes artificiales".
En palabras de Mateos Redondo este método de acumulación de dióxido de carbono no tiene grandes riesgos para el hombre, porque, de hecho, "estamos rodeados de CO2". Lo que sí puede ocurrir, añade, "es que exista una fuga y vaya a parar a la atmósfera". Actualmente existe la creencia negativa de que el CO2 es un gas tóxico, "lo que genera que la gente rechace este tipo de instalaciones".
Actualmente se emiten a la atmósfera aproximadamente 30 gigatoneladas de CO2. "Los países más emisores son Estados Unidos y China. España es el país número 19 de la lista, con cerca de 300 toneladas al año, aunque, eso sí, con una tendencia descendente", remató Mateos Redondo.
