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Los técnicos apuestan por "equilibrar" los modos de transporte en Gijón

"Circular en la ciudad a 30 kilómetros por hora no es una locura", dice el jefe del servicio de Tráfico en un debate sobre el plan de movilidad

Los técnicos apuestan por "equilibrar" los modos de transporte en Gijón

"Gijón no tiene problemas de tráfico, pero tiene muchos problemas de movilidad". La frase de Ignacio Díaz, jefe de servicio de Tráfico de Gijón, representa a la perfección uno de los mayores caballos de batalla del Foro de Movilidad de la ciudad: el de la concienciación de la sociedad de la necesidad de un cambio de modelo cívico.

"Hay que crear un modelo sostenible en el tiempo", aseveró Díaz, que focalizó el objetivo principal del Plan Integral de Movilidad Sostenible y Seguro de Gijón en "mejorar la calidad de vida de la ciudadanía y recuperar espacio público donde sea posible", fomentando los desplazamientos a pie o en bicicleta y "gestionando" los otros, de tal forma que se consiga "equilibrar los modos de transporte de Gijón", haciendo que el coche pierda presencia en favor del transporte público o a pie.

Díaz adelantó que "se estudia que la próxima ley de tráfico a nivel nacional, que estará vigente en un par de años, disminuya la velocidad máxima permitida en las ciudades a 30 kilómetros por hora", por lo que defendió que "hacer algo similar en Gijón no es ninguna locura, Gijón no puede ser una isla". Del mismo modo, quiso asegurar que "la regulación de la ORA en Gijón nunca funcionó, no cumplió los objetivos con los que nació y ahora hay que cambiarlo para dar más prioridad a los residentes".

En el bosquejo del plan de movilidad que realizó dejó entrever la necesidad de crear "espacios intermodales" en El Lauredal, La Calzada, El Llano o la Milla del Conocimiento, donde se crearán "nodos estratégicos" que concentrarán "transporte público, taxis, aparcamientos para bicis o ejes transversales de mayor velocidad". El jefe de servicio de Tráfico explicitó que "no se crea nadie que por vivir en la zona rural va a estar olvidado", apostando por mejoras sustanciales en el transporte público.

"Movilidad no es desplazarse, es desplazarse lo menos posible", aseguró Enrique Jáimez, gerente del Clúster de Energía de la Universidad de Oviedo, "si tengo servicios cerca, tendremos que desplazarnos menos", abogando por un modelo de ciudad compacto.

Para Jáimez, "la movilidad no son solo los desplazamientos, sino los efectos que tiene: urbanísticos o sobre la salud de la persona como la contaminación acústica o medioambiental". El representante de la Universidad de Oviedo, que recordó que al campus gijonés se desplazan cada día 4.000 personas "que no viven allí", hizo hincapié en que "el transporte público tiene que dejar de verse como algo que se hace por necesidad para ser algo que se hace por gusto".

Sin embargo, para Jáimez, lo más importante de este proceso es "la sensibilización ciudadana, hacer ver a la gente las bondades del nuevo modelo". Por ello, solicitó una reserva presupuestaria de cara al próximo año para las primeras actuaciones en este ámbito, ya que "no se hace de un día para otro".

"Crear mesas de diálogo es fundamental, pero hacer política es actuar", aseveró Manuel Cañete, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Gijón y dirigente del Foro de Movilidad. "La única forma de implementar este debate es llevarlo a la práctica, y eso sólo lo pueden hacer los políticos", enfatizó el representante vecinal, que solicitó "que nos respeten y actúen".

"Hay que hacer las cosas bien, pero hay mucha prisa", analizó Cañete, "hay que combatir la contaminación y darse cuenta cómo la movilidad afecta a la salud de las personas". Para las entidades vecinales gijonesas, esta es una "reivindicación histórica" desde principios de siglo, aunque afeó que "no hubiera continuidad" a los procesos ciudadanos que iban surgiendo en cuanto a la movilidad, algo que, refrendó, "es un elemento de frustración". Por ello no quiere que "caiga en el olvido" esta nueva iniciativa ya que entiende que "es una herramienta fundamental y un elemento de gran importancia".

Para Cañete, "hay que cambiar el chip" de cara a un nuevo modelo de movilidad que sea sostenible económica y medioambientalmente porque, como aseguraron varios intervinientes, "aunque no lo parezca, hay vidas en juego".

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