La comunidad de los jesuitas en la región perdió ayer a otro puntal de su historia reciente. El padre Pachi Cuesta falleció en el hospital de Cabueñes, donde llevaba ingresado 24 días tras repetirle un ictus, dejando a multitud de exalumnos, colaboradores y amigos sintiéndose huérfanos. "Para muchos de nosotros fue un segundo padre, un ejemplo siempre", confesaba ayer con hondo pesar José Manuel Guerrero, exdirector del colegio de la Inmaculada y en la actualidad coordinador de los colegios de los jesuitas de la zona Centro y Noroeste de España.

Ángel Cuesta Ramos (1941), natural de San Martín de Porres (León), llegó a Gijón con 23 años como maestrillo para ser inspector de primero de Bachiller, además de profesor de Gramática, tras haber pasado por el Seminario de Comillas, haber hecho el noviciado en Salamanca y haberse formado en Filosofía en Comillas y San Cugat del Vallés.

Completó luego las carreras de Teología y Psicología y recibió en Gijón en 1972 su ordenación sacerdotal de manos del obispo Ángel Riesgo Carbajo. Su primer destino fue de nuevo Gijón, en el colegio de la Inmaculada, centro del que ya no se volvió a desvincular en 45 años, con mínimas salvedades. Lo que desplegó en el centro educativo gijonés fue nucho más allá de una destacada actividad formativa como profesor de Latín, Griego, Cultura Clásica o Gramática. Una docencia que frenó en seco el ictus que sufrió en 2007, del que se recuperó "por su tremenda fuerza de voluntad, para sorpresa de los médicos, dado el daño cerebral que tenía".

El padre Cuesta, además, fue "alma y vida de las actividades extraescolares del colegio, del deporte en sus patios y de los campamentos de verano en Santibañez de Porma, por los que pasaron miles de asturianos, donde para muchos niños fue su primera salida de casa y para muchos padres la primera experiencia de dejar a sus hijos en otras manos", contó de él su pupilo y expresidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de los jesuitas, el fallecido Chema Cabezudo. Hermanó con esos veranos y esos fines de semana deportivos a las familias de los jesuitas de toda la región y exprimió, como pocos han sabido hacerlo, el componente de formación de personas que va ligado a la práctica de los deportes, inculcando valores de aceptación, del trabajo en equipo, del esfuerzo y la superación.

Un libro, editado en 2014, titulado "Pachi Cuesta, jesuita y entrenador" recoge su vida a través de otra de sus pasiones, el baloncesto, deporte del que fue un referente y pionero en Asturias como entrenador, técnico y ojeador desde las categorías infantiles. Formó parte de los fundadores del club Gijón Baloncesto y en la actualidad reconocía ser un seguidor del Club Baloncesto Oviedo. Su despedida, seguro multitudinaria, tendrá lugar hoy a las 18 horas en la iglesia colegial.