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RAFAEL POCH | Periodista, corresponsal de "La Vanguardia" en París

"El éxito del sistema soviético trabajó contra él con una mentalidad burguesa"

"Creo que se ha terminado el 'procés'; la ilusión de crear un Estado independiente, ese cuento de hadas, se acabó"

Rafael Poch, en la redacción de LA NUEVA ESPAÑA de Gijón. JUAN PLAZA

"La disolución de la URSS: motivos y consecuencias" fue el título de la que conferencia que anoche pronunció, en el Museo Casa Natal de Jovellanos, el periodista Rafael Poch (Barcelona, 1956), invitado por la Sociedad Cultural Gijonesa. Corresponsal en el extranjero del diario barcelonés "La Vanguardia" desde hace décadas, ahora lo es en París y antes lo fue en Moscú (1988-2002), Pekín (2002-2008) y Berlín (2008-2014). Es también autor de varios libros sobre Rusia, Alemania y China.

- ¿Por qué cae la URSS, ahora que se celebra el centenario de la Revolución de Octubre?

-Las cosas empiezan a ocurrir en junio de 1988. Cae sobre todo por razones internas. Se habla de la presión occidental, del papa Juan Pablo II, de Margaret Thatcher, de Ronald Reagan, de la Guerra de las Galaxias, pero no, la URSS se cae por razones internas.

- ¿Cuáles?

-Simplificando, por tres puntos: el primero, por la disolución técnica de la URSS, es decir, tres presidentes de república se reunieron el 8 de diciembre de 1991 y declararon anulada la URSS, que era la manera de hacerse con el poder, poder en el Kremlin, fundamentalmente el señor Yeltsin. En segundo lugar, la degeneración de la clase dirigente soviética, que se forma con Stalin fundamentalmente como grupo social en unos tiempos muy duros, con mucha violencia y riesgo, y cuando muere Stalin, ya en los años setenta, fundamentalmente, hay un gran relajo, se puede gobernar sin riesgo a que te fusilen. Entonces esa gente, esa casta burocrática, empieza a realizar la profecía que hizo Trotsky en 1936: que una clase administrativa es incompleta sin tener la propiedad. Esa gente era administradora del país, pero querían ser propietarios. Llegó Gorbachov y fue un tremendo casos que crea las condiciones óptimas para que esa clase degenerada consiga su transformación en clase propietaria, por eso tienen que acabar con la URSS.

- ¿Y el tercero?

-Es quizá el más profundo y tiene que ver con la crisis teológica del comunismo ruso, el comunismo como doctrina, una creencia casi religiosa, pero una religión laica. A diferencia de las religiones comunes sus resultados se medían y comparaban con otros países y otras ideologías. En 1917 el 80 por ciento de la sociedad soviética era rural, pero evolucionó y se hizo la vida más confortable. Se puede decir que el éxito del sistema soviético trabajó contra él con una mentalidad más urbana y burguesa. Eso contribuyó a la desacralización del sistema, por eso entró en una crisis profunda. Eso hundió las creencias del mundo soviético.

- ¿Rusia primero, luego la Unión Soviética y ahora otra vez Rusia, el mayor país del mundo, desde el punto de vista de la geopolítica sigue siendo el gran enemigo de Occidente, como escribió hace algo más de un siglo el británico Halford J. Mackinder?

-Claro, y eso nos dice una cosa: que la ideología era ya lo de menos. Durante la revolución claro que fue importante, era una ruptura con el sistema mundial, pero una vez superado y consolidado el régimen soviético lo que quedaba era la realidad del país, su peso y su independencia en el mundo. Eso es el motivo por el que la Unión Soviética estaba enfrentada a Occidente y desde el momento en el que Rusia vuelve a levantar cabeza y se afirma un papel no dependiente de Occidente en el mundo, pues choca con Occidente, lo mismo podemos decir de China.

- ¿Volvemos al Gran Juego del siglo XIX?

-Con una salvedad muy importante: países como Rusia tienen pretensiones, no pueden ser colonias de otros, son países que tienen una tradición imperial secular, unas ambiciones y una posición en el mundo determinada y a la que no van a renunciar sin dejar de ser lo que son. Eso choca con la hegemonía occidental, que pretende dominar el mundo entero.

- ¿Qué papel desempeñará China en el concierto mundial a corto y medio plazo?

-Creo que China es de las pocas esperanzas que hay en el mundo de hoy.

- ¿En qué sentido?

-La política exterior china es muy prudente, los políticos chinos tienen unas características culturales pero también biográficas que los diferencian mucho de los otros políticos de las grandes potencias del mundo, y son el recuerdo de haber sido víctimas del colonialismo y la realidad de que China nunca fue una potencia imperial y agresiva hacia fuera.

- Pero se está rearmando...

-Ya, pero es muy inferior al poderío militar occidental. Provoca mucho miedo en Occidente el poderío chino, pero no es el poderío de una nación que se hace poderosa, sino que es el poderío que vuelve a ser poderosa, que no es lo mismo. China no es un jovencito irresponsable, es una anciana con una tradición secular enorme y que, esperemos, no tendrá una actuación internacional tan agresiva.

- Fue corresponsal en Berlín y ahora lo es en París, ¿existe todavía el eje entre las dos capitales como motor de la Unión Europea?

-No, la primera noticia, no reconocida, es que se murió.

- ¿Por qué?

-La dimensión europea de Alemania contenía la esperanza de llegar a ser un país soberano y unificado. Con la reunificación empieza otra Alemania, la gran Alemania de siempre que practica un juego económico de estrategia nacional exportadora absolutamente egoísta y como es una gente muy organizada lo que consiguen es optimizar los beneficios de pertenecer a la Unión Europea y externalizar todos los inconvenientes en forma de paro, desindustrialización... El desbalance que hay entre Alemania y Francia es enorme, ya que Francia no practica esa política y se ha convertido en un subalterno de Alemania, lo cual genera mucho malestar en Francia. El eje franco alemán no funciona y la Unión Europea está paralizada.

- ¿Y qué ocurrirá en Cataluña?

-Creo que se ha terminado el "procés", no una cosa que viene de muy lejos, que es el sentimiento catalanista, pero la ilusión de crear un Estado independiente, ese cuento de hadas, se acabó.

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