Noticia publicada en la edición impresa de LA NUEVA ESPAÑA el 24 de enero de 2013

«Tengo 50 años, estoy bien de salud. Necesito trabajar. Es lo que hay». No le echaron para atrás ni los temores de su mujer a que le puedan engañar ni el hecho de que su hijo le dijese: «Papa, estás chiflado». Manuel Pérez (nombre ficticio) hizo pública una curiosa oferta el pasado domingo a través de un anuncio en LA NUEVA ESPAÑA. «Invierto 6.000 euros en empresa solvente a cambio de contrato de trabajo en el centro de Asturias», rezaba el ofrecimiento, que añadía: «Varón, 50 años, versátil y serio», además de su contacto (trab6000@gmail.com). Desde entonces ha recibido siete ofertas de empleo, algo inaudito en estos tiempos de crisis. Claro que los 6.000 euros son un reclamo muy goloso, entre otros para estafadores, por lo que Manuel Pérez debe hilar fino a la hora de aceptar una oferta.

«Quiero un trabajín. Me da lo mismo salirme de mi sector, la maquinaria de obras. Pero que sea una empresa que pague», insiste Manuel Pérez, que, aunque matiza que «hay que arriesgarse», no cree que consigan engañarle y acepte una oferta pagando los 6.000 euros y no recibiendo a cambio un empleo estable. De hecho, su mujer manifestó su temor ante la idea de ofrecer ese dinero por un empleo. «"¿Y si te engañan? ", me preguntó. Tiene toda la razón, es una mujer muy sensata. Pero tampoco lo veo así. Se estudiarán todas las ofertas y consideraré con educación todas ellas. Pero no pienso ponerme en contacto con aquellos que no pongan su nombre, el de la empresa y la forma de contactar con ellos. No voy a ir con quien no tenga credibilidad o solvencia», señala Pérez.

Una vez establezca contacto con una empresa cuya oferta le merezca cierta credibilidad, analizará su situación. «Valoraré la empresa que me ofrezca el contrato. Hay formas de valorar si es solvente o si está a punto de cerrar y lo único que quiere es llevarse mi dinero», explica el parado gijonés, que lleva desempleado desde el pasado mayo al cerrar la empresa en la que llevaba ocho años como empleado fijo. Ha sido uno de los miles de damnificados por la aguda crisis del sector de la construcción.

De ahí que esté abierto a trabajar en otro sector diferente al del manejo de maquinaria en obras. «Yo tengo mi oficio. Si me viniese una oferta de este sector, muy bien. Pero siendo realista esa posibilidad está descartada dado que no hay nada en el sector de la construcción. Soy versátil porque soy manitas, aprendo rápido... Por ejemplo, podría trabajar en automoción», asegura Pérez, que, de hecho, manifiesta cierto deseo de salir del sector en el que está especializado, aunque también descarta otros.

Por ejemplo, varias de las ofertas que le han llegado son para trabajar como comercial de ventas. «Quiero salirme de mi sector, pero no al de las ventas. No me veo capacitado para ello. Prefiero, por ejemplo, repartir paquetería en furgoneta», afirma el parado gijonés.

A sus 50 años, está en una franja de edad muy delicada: sin llegar a la edad de jubilación y con pocas vistas de lograr un empleo. Además siente la necesidad de sentirse útil y activo. «El dinero no lo es todo. Puedes irte de una empresa con 30.000 euros y con dos años de paro para poder vivir bien. Pero todo esto se acaba. Mi mujer y yo tenemos que pensar en nuestro chaval de 20 años», argumenta Manuel Pérez.

En un primer momento consideró montar algo por su cuenta y pasar a ser autónomo como salida a su situación. Pero tras reflexionar declinó esta opción. «No le vi salida a esa posibilidad. Así que igual es mejor esto que he hecho que invertir en una empresa propia con la situación que hay y que salga mal. Además, descarté muchas ideas de negocio que se me ocurrieron tras estudiarlas», explica.

Su idea es lograr un empleo estable que al menos le dure «dos o tres años, hasta que salgamos de ésta». Entre la habilidades de Manuel Pérez, además de «ser un manitas y arreglar casi cualquier cosa», está la informática. «No soy un hombre al que le guste ir al bar. Mi tiempo libre lo gasto con el ordenador. Me gusta mucho la informática. Cuando puedo le doy muchas vueltas. Por ejemplo, controlo de ofimática a un nivel por encima del de usuario», afirma.

Una vez descartada la opción de montar un negocio, a Manuel Pérez se le encendió la luz y decidió poner el anuncio en LA NUEVA ESPAÑA. «Se me ocurrió porque vi una noticia en 1992, cuando también había crisis y se fue mucha gente al paro, en la que salía un señor que había conseguido trabajo haciendo una oferta de dinero por conseguir un empleo. Y se me quedó grabado», cuenta el gijonés, al que la crisis le ha dejado en el paro al igual que a otros miles de gijoneses. En el concejo hay 30.203 parados, de los que 3.353 están en la franja de edad de Manuel Pérez (50-54 años). Asimismo, 4.235 son del sector de la construcción.

Sin embargo, Manuel Pérez se resiste a caer víctima de la recesión. Para evitarlo y salir de su problema está dispuesto a invertir 6.000 euros «a fondo perdido» a cambio de que le contraten. De momento, su anuncio de inversión ha recibido siete ofertas, aunque ninguna de ellas cumple con requisitos que convenzan al parado gijonés para realizar ese desembolso. Desea salir de la lista del desempleo por encima de todo. Pero debe actuar con templanza para no caer víctima de un engaño y perder en vano sus 6.000 euros.