Cómo lograr una piel limpia, luminosa y tersa es el deseo de muchas personas, porque no cabe duda que una piel bonita es nuestra mejor carta de presentación.

Vivimos en una sociedad con cada vez más información y oferta de tratamientos de belleza, cosméticos ... y, sin embargo, el consumidor se siente más perdido que nunca. Lo veo cada día. Y si sólo fuera eso ... la mayoría de las veces se siente, además de perdido, defraudado, por no conseguir los resultados que esperaba.

Mi trabajo consiste en diagnosticar, prescribir los cuidados necesarios para casa y hacer el seguimiento para ver la evolución. Y, por supuesto, informar de los tratamientos profesionales en cabina que necesita cada persona.

Las cremas, sueros, limpiadores y, en definitiva, los cuidados diarios, son los protagonistas. Es el paso más importante. Sin una buena prescripción cosmética de base, no se consigue nada; aunque uno esté metido todo el día en el salón de belleza. Pensemos por ejemplo, de qué vale ir al dentista si uno no se lava los dientes después de cada comida. Mucha gente piensa que las cremas no valen para nada y, cierto es que no hacen milagros, ni rejuvenecen ni borran arrugas de repente como nos hacen creer la publicidad, los propios envases de los productos, o las modelos que los anuncian. Pero lo que si es indiscutible es que mejoran enormemente el estado de la piel, la hidratación, la sensibilidad, el exceso de grasa, las marcas, las líneas de expresión, la luminosidad. Y lo comprobamos cada día.

Sin excusas: el primer paso es la limpieza

El primer paso en toda rutina cosmética es la limpieza. No vale eso de "¡pero si yo me aplico crema hidratante todos los días!". "¿Y se limpia la piel?", pregunto yo. Sorprendentemente muchísimas veces la respuesta es "no". Y os cuento las excusas: es que no me maquillo, es que mi piel no es grasa y es que yo no sudo. Pero no podemos olvidar que la piel es un órgano vivo, que elimina diariamente sudor, sebo y células muertas, aunque sea imperceptible. Sin limpieza no hacemos nada, por muy buena o acertada que sea la crema que usemos. Es imprescindible limpiarse la piel mañana y noche. Esa es la regla de oro. El día que soy capaz de transmitir eso a alguien, que comprenda lo importante que es ese primer proceso de limpieza, aunque sólo sea eso, ¡ya me doy por satisfecha!. La piel es una barrera, si queremos que un producto penetre, hay que prepararla, si no, lo único que hacemos es poner algo sobre ella, y parece que se ve mejor, se ve con crema, pero no se puede esperar nada más. Otro tema es con qué limpiar, y aquí hay que buscar el equilibrio para no pasarnos y dejar la piel desprotegida. Importantísimo: limpiar sin agredir.

Frente al exceso de información, asesoramiento profesional

Como esto de la belleza es un tema muy social, que está en todas partes, y hay mucha información disponible, son muy frecuentes en los últimos años los problemas de piel por exceso de cosméticos. Me encuentro con hombres y mujeres que se aplican todo lo que leen en internet, por ejemplo. El resultado son pieles completamente saturadas, las llamadas pieles asfícticas. Se ven obstruidas, con microquistes, aspecto mate y opaco o por el contrario excesivamente brillantes, con una tonalidad rara y, en definitiva, en mal estado. Por eso es necesario el asesoramiento personalizado.

Me preocupa seriamente que los clientes vengan pidiendo ingredientes concretos: retinol, vitamina C o ácido hialurónico, por ejemplo. La industria cosmética se aprovecha anunciando esos ingredientes que el consumidor quiere escuchar, pero ¿qué versión de ese ingrediente es? ¿en qué proporción se encuentra? ¿de qué fuente procede? Y lo más difícil de predecir: ¿cómo responde cada piel a ese ingrediente?. Mejor dejarse asesorar.

Por mi experiencia y formación puedo asegurar que la efectividad de un producto se encuentra en lo que tiene, pero también, y no menos importante, en lo que no tiene.

Y hay que ser constante, los resultados no siempre se ven en un día, o unas semanas, hay que cuidarse todos los días.

Cuidar nuestra piel es un verdadero placer. Mi consejo para casa es hacerlo disfrutando el proceso, no como una rutina u obligación más. Hacerlo sintiendo nuestras propias manos, su suavidad, su temperatura, oliendo cada producto y disfrutando cada textura. Y, por supuesto, viendo el resultado.

Más información: www.estelabelleza.com