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CINZIA CORTESE | Guía turística de la necrópolis romana de la basílica de San Pedro de Roma

"Los frescos de Pompeya se pintaron con cinabrio extraído de Pola de Lena"

"La necrópolis romana, situada a diez metros bajo la basílica de San Pedro, está tan bien conservada que te permite ver, no imaginar"

Cinzia Cortese, ayer, en el Antiguo Instituto, antes de su conferencia. Á. GONZÁLEZ

-¿Conoce los frescos de Pompeya y Herculano? Están pintados en color rojo, porque utilizaban cinabrio. ¿Y de dónde lo sacaban? Parte de las minas de Almadén, en Castilla La Mancha, y el resto de aquí, de Pola de Lena. Y otro dato más: el cinabrio, como por dentro tiene mercurio y azufre, es tóxico. Entonces, cuando los romanos traían a los esclavos a Asturias para recoger esta sustancia, sabían que no iban a volver más porque morían intoxicados. Así que ahora cuando vea los frescos de Pompeya recuerde que los colores rojos son de Pola de Lena.

Cinzia Cortese (29 de septiembre de 1967, Pozzuoli, Nápoles) no espera una pregunta, directamente habla. Y habla sobre su "paraíso" romano: la necrópolis vaticana, situada a diez metros bajo tierra de la espectacular basílica de San Pedro. La italiana, afincada temporalmente en Gijón, es guía turística desde hace veinte años de esta gran ciudad de los muertos, muy bien conservada pese a su antigüedad -de la época imperial- y los problemas de humedad que presenta. Las excavaciones de 1949 descubrieron 22 panteones, una tela con hilos de oro y los restos humanos del apóstol San Pedro junto a la inscripción "Pedro está aquí". Por este santuario subterráneo pasan al año más de 84.000 visitantes. Cinzia Cortese impartió ayer una conferencia en el Centro de Cultura Antiguo Instituto.

- ¿Qué podemos aprender de la necrópolis romana?

-Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que si eres católico, tienes que ver la tumba de San Pedro. Él es el fundador de la iglesia, el origen de todo. Es un lugar de peregrinaje, como en España lo es la catedral de Santiago de Compostela. Y la segunda cosa que debemos saber es que es una necrópolis muy bien conservada, que no ha sido destruida por los bárbaros a lo largo de los siglos. Allí puedes ver cómo era la ciudad de los muertos, cómo eran los rituales funerarios de los romanos, cómo se construían las urnas, los sarcófagos, las pinturas, los mosaicos... Es una necrópolis tan bien conservada que te permite ver, no imaginar.

- ¿Qué es lo que más llama la atención a los miles de personas que la visitan?

-Que están a diez metros bajo tierra, en el subsuelo de la inmensa basílica de San Pedro. Cuando el Papa celebra una misa, lo hace encima de la tumba de Pedro. La primera basílica se construyó en el siglo IV por Constantino, que enterró todo: la necrópolis y el cementerio. Esa basílica fue destruida en el año 506 para levantar la segunda, la actual. Debajo de ella hay dos niveles: las grutas vaticanas, en las que se encuentran las tumbas y capilla de reyes, reinas y papas desde el siglo X en adelante; y un piso más abajo está la necrópolis romana.

- ¿Cómo se conserva tan bien después de tantos siglos?

-Bueno, tenemos muchos problemas de humedad, que están alterando los frescos. Entre las visitas y la humedad las pinturas se están estropeando. Tenemos que ver la forma de cómo conservar un lugar tan precioso y frágil, considerando que es húmedo y que la gente tiene que visitarlo. Por esta razón también las excavaciones no están abiertas a todo el público. Hay que enviar antes un correo solicitando la entrada y no siempre la respuesta es que sí. La necrópolis está limitada a quince personas por tour, no más. Y por ejemplo, los menores no pueden entrar porque es un lugar con mucha humedad -tiene un 90%-, hace un calor horrible.

- ¿Y cómo se combate la humedad?

-Hay proliferación de algas, bacterias, esporas... Para eliminarlas, se utilizan biocidas. También se colocaron bombillas led para que el lugar esté iluminado, pero no se caliente.

- ¿Se podría seguir excavando para descubrir nuevos tesoros?

-No toda la necrópolis se ha vaciado, porque de lo contrario caería la basílica. Imagínese que debajo de la plaza de San Pedro o de la calle la conciliación hubiese más panteones; no puedes destruirlo todo por hacer más excavaciones. Si no en Roma no pararías nunca: cada vez que perforas, encuentras algo. Ya ha sido complicado descubrir la necrópolis por la estabilidad de la basílica. Seguir excavando sería arriesgarse mucho.

- La charla lleva por título "El misterio de los huesos". ¿Por qué?

-Porque el cuerpo de San Pedro fue encontrado más tarde que la tumba, ubicado bajo el altar papal. Fue una señora, la profesora Margherita Guarducci, la que descubrió estos restos por casualidad, mientras descifraba unas grafitos escritos en el muro. Vio un hueco y preguntó que si habían encontrado huesos allí. Le contestaron que sí. Eran los de San Pedro, pero habían caído en el olvido -tras la muerte del arqueólogo Ludwig Kaas-. Correspondían a un hombre, de 60 años y con un poco de tela de color rojo; tenía que ser San Pedro. Y encima, le faltaban los pies. ¿Por qué? Porque Pedro fue crucificado, como antes todos los cristianos. Y les cortaban los pies para dárselos a la familia. Como curiosidad, sus restos están ahora colocados al lado de la tumba. Todos menos nueve fragmentos, que fueron separados y metidos en cajitas. A partir de Pablo XI, cada Papa guardó en la mesita de noche uno de estos fragmentos. Desde hace veinte años enseño lo mismo, pero recibo a gente de todo el mundo y las preguntas que te hacen son siempre diferentes. Eso te enriquece.

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