Cada día laborable el tráfico rodado emite en Gijón a la atmósfera 530 toneladas de CO2, lo que supone casi 2 kilos por habitante. El dato lo dio ayer en un acto del Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón el director técnico del proyecto de elaboración del Plan Integral de Movilidad Sostenible y Segura de Gijón, Ignacio Díaz, quien señaló al respecto que "es una verdadera barbaridad", que contribuye, junto a otras fuentes de contaminación, a "la boina" que en ocasiones cubre Gijón. En cuanto a combustible, el consumo diario del tráfico en Gijón suma unas 176 toneladas equivalentes de petróleo, el que necesitan 207 familias todo un año.

Díaz resaltó que la clave del plan de movilidad es mejorar la calidad de vida y "no es una cuestión de velocidad" de circulación, un debate que la DGT estudia zanjar por ley, obligando a circular a 30 kilómetros por hora en todas las vías urbanas. No obstante, en otras ciudades ya se ha avanzado en ese sentido, como en Zaragoza, donde el 87% de las vías urbanas tienen el límite de 30 o Bilbao, donde esa velocidad es el límite en toda la ciudad.

El presidente del Foro de Movilidad y representante de la Federación vecinal, Manuel Cañete, advirtió de que "Gijón no puede ser una isla" y que vamos rezagados frente a otras ciudades en la toma de medidas como las planteadas en el plan de movilidad.

Cañete pidió "actuar, audacia y acuerdo" a los representantes políticos para poner un marcha que requiere de un desembolso económico de 50 millones de euros para reducir las emisiones contaminantes del tráfico, el ruido "dañino para la salud" y la siniestralidad. "Si no hay compromiso político, esto no será posible".

El tercer participante en la charla, Manuel García García, del Colegio de Arquitectos, destacó por su parte que en el Plan Estratégico de Gijón de 2014 a 2026, el tercero que ha tenido la ciudad, se incluya expresamente por primera vez la movilidad y se plantee la interrelación con el PGO, el Plan Estratégico de Gijón y el Plan Estratégico de Infraestructuras.