Gijón ya tiene más perros potencialmente peligrosos, un total de 1.223, que habitantes en Castiello de Bernueces. Así se desprende del censo del Ayuntamiento, que en los últimos cinco años ha experimentado un aumento de casi el 30%. Si en 2013 había registrados 860 canes de las razas pitbull, rottweiler o staffordshire, y en 2014 unos 941, ahora la cifra ya supera el millar. La raza más numerosa en el concejo es con diferencia el Pitbull, con 493 ejemplares, y el barrio más "poblado", El Llano, con 190 canes que necesitan una licencia especial para poder manejarlos. Al mismo ritmo que crecen en la ciudad lo hacen en los albergues de animales, que se encuentran "saturados" por la falta de control en las camadas. "Montan criaderos en casa y estos perros si son abandonados, luego nadie los adopta", advierten.
La normativa española señala como especies caninas potencialmente peligrosas el pitbull, el staffordshire, el rottweiler, el american staffordshire, el dogo argentino, el fila brasileiro, el tasa intu y el akita inu, aunque Gijón también cuenta con ejemplares mestizos. En la actualidad están censados 32.764 perros, de los cuales 1.223 corresponden con razas peligrosas. Es decir, más que vecinos en Castiello (1.129) y que en las parroquias de Fresno (540) y Caldones (432) juntas. El número de estos canes se acerca incluso al de habitantes en Cabueñes (1.447) y en el barrio de Santa Bárbara (1.684). Eso en el papel, porque en la realidad seguramente se superen.
Los responsables de las protectoras aseguran que todavía hay mucho perro en "situación ilegal", sin la licencia administrativa pertinente. Para ello, hay que cumplir con una serie de requisitos, entre ellos ser mayor de edad, no tener antecedentes penales, pasar un test psicotécnico, contratar un seguro de responsabilidad civil, identificar a las mascotas con microchip, y llevarlos atados y con bozal. Según una reciente encuesta realizada a nivel nacional, tres cada cuatro propietarios afirman desconocer la ley. No cumplir con los requisitos que marca la normativa acarrea multas económicas que van desde los 300 hasta los 15.000 euros.
En la lista gijonesa, el pitbull terrier es la raza estrella, con 493 animales, gran parte de ellos instalados en La Calzada. Los pitbull duplican en número a otras especies frecuentes, como el american staffordshire (218 ejemplares) y el staffordshire (203). Rottweilers, la cuarta raza con mayor presencia en el municipio, hay 185. Por barrios, El Llano es el que tiene más canes potencialmente peligrosos, 190, seguido de La Calzada (142), El Coto (74), la zona centro de la ciudad (70), Pumarín (68), El Natahoyo (53), La Arena (48), Somió (39), Montevil (37) y El Polígono (34). La zona rural suma unos 150 ejemplares de este tipo.
Las protectoras de animales avisan que muchos de los dueños de estos canes "tienen montado un criadero en casa" para vender cachorros por internet. Alejandra Mier, portavoz de la Fundación Protectora de Animales del Principado de Asturias, aboga por detener esta tendencia exigiendo la esterilización de las hembras. "La falta de control sobre la natalidad está saturando los albergues. Y si recogemos treinta al año, para que salgan tres adoptados ya son bastantes", dice Alejandra Mier. Muy pocos se atreven a llevarse a casa un pitbull o un staffordshire por la responsabilidad que conlleva. "Hay un desequilibrio tremendo entre el abandono y la adopción de pitbulls. Y hay que poner una solución ya. ¿O esperamos a que Serín se llene con 200? El Principado ya está avisado", añade. Los albergues proponen seguir el modelo francés, obligando a los propietarios a esterilizar a las hembras, "para no acabar como Estados Unidos sacrificando masivamente a ejemplares". "Entonces nos manifestaremos", prometen. Las camadas de pitbull son muy numerosas, llegan con frecuencia a la docena de cachorros.
Si bien los sucesos de estos animales han disminuido en los últimos tiempos, las mascotas potencialmente peligrosas siguen siendo noticia. El mes pasado, por ejemplo, fue detenido un gijonés de 43 años, que debía estar en su domicilio cumpliendo una pena de localización permanente emitida por un juzgado local, por pasear a dos de sus perros por el arenal de la playa de San Lorenzo. Otro suceso reciente acabó en multa de 1.800 euros para los dueños de un can que atemorizaba a los vecinos. Una pareja de octogenarios denunció a los propietarios por dejar suelto y sin bozal al animal, que entraba sistemáticamente en propiedad ajena asustando a los vecinos.
