Moscú, Sergio IMBERT

Bielorrusia reconoció ayer que ha cortado el tránsito de petróleo ruso hacia Polonia, Alemania y Ucrania -que, a su vez, lo reenvía a Hungría, la República Checa y Eslovaquia-, debido a un conflicto comercial con Moscú, lo que crea un nuevo problema para la seguridad energética de Europa. Anoche la compañía estatal petrolera de Azerbayán (SOCAR) se sumó a la medida e interrumpió igualmente el flujo de crudo ruso.

La Comisión Europea (CE), Varsovia y Berlín denunciaron el corte de los suministros que reciben por el oleoducto «Druzhba» («amistad») a través de Bielorrusia, mientras Moscú acusó a Minsk de apropiarse ilegalmente del crudo y amenazó con sanciones comerciales. Horas más tarde Rusia anunció la supresión del bombeo de crudo a través de Bielorrusia. Según Moscú, este país se ha apropiado ilegalmente de 79.000 toneladas de petróleo desde el pasado sábado.

«Ya no nos preocupa el problema de imagen, sino el cumplimiento de los contratos. Los suministradores rusos informarán a sus socios occidentales de que por razones de fuerza mayor no pueden cumplir las obligaciones asumidas», indicó el viceministro ruso de Economía y Comercio, Andrei Sharonov.

En Bruselas el portavoz de Energía de la CE, Ferrán Tarradellas, dijo que la Comisión ha pedido explicaciones a Moscú y Minsk por el corte y estudia convocar una reunión del grupo de suministro de petróleo de los Veintisiete para evaluar el impacto de la medida y adoptar decisiones con respecto a las reservas europeas. Añadió que «Polonia tiene reservas de petróleo para más de 70 días y Alemania para más de 130 días», y aseguró que «no hay un riesgo inmediato» de cortes de suministro en la Unión Europea.

Bielorrusia decidió la semana pasada imponer tasas de forma retroactiva al paso del petróleo ruso por el país, después de que Moscú duplicara el precio del gas a Minsk. Ayer Rusia condicionó el establecimiento de cualquier negociación con Bielorrusia a la suspensión de las citadas tasas.

Rusia exporta por los oleoductos bielorrusos casi 100 millones de toneladas anuales de crudo, el 70 por ciento con destino a Polonia, Alemania y Ucrania, y otro 30 por ciento hacia los países bálticos.

Este corte reaviva los temores de Bruselas de que se repita una crisis como la de enero del año pasado, cuando Rusia interrumpió el suministro de gas a la UE debido a un desacuerdo sobre precios con Ucrania, país de paso para el 80 por ciento del gas ruso a Europa.