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El número de víctimas mortales en los enfrentamientos en el norte de Nigeria entre los radicales islámicos de Boko Haram y las fuerzas gubernamentales del país ascendieron ayer a cuatrocientas. Tras cinco días de combates, las tropas nigerianas, que la pasada noche del martes bombardearon los cuarteles generales de los rebeldes islámicos en Maiduguri, la capital del estado septentrional de Borno, continuaron con sus acciones armadas, que pretenden acabar con los líderes de Boko Haram. El miércoles, al menos 33 miembros de la secta islámica murieron cerca de la ciudad de Potiskum (en la foto), la capital de Yobe, en la segunda operación que llevaron a cabo las fuerzas del orden.