Oviedo

El Deuteronomio, libro del Antiguo Testamento al que pertenece el pasaje bíblico incluido por el presidente Zapatero en su discurso de ayer en Washington, es el último de los cinco que componen el Pentateuco y, por ende, la Torá, núcleo de la religión judía. Al igual que las otras partes del Pentateuco (Génesis, Éxodo, Levítico y Números), es atribuido por la tradición a Moisés. El nombre Deuteronomio viene de su versión griega y significa «segunda ley», por oposición a la «primera ley», la recibida por Moisés en tablas en el monte Sinaí. Ha sido considerado el discurso con el cual el caudillo hebreo, que por su soberbia no había de llegar a la Tierra Prometida, se despide de su pueblo.

No obstante, el estudio crítico de los textos bíblicos ha revelado que el texto no es atribuible a Moisés, ya que refleja momentos históricos posteriores. Actualmente, se considera un compendio de diversas fuentes, escrito en varias épocas. El Deuteronomio, protagonizado por un Moisés de edad avanzada, recrea la historia del pueblo de Israel desde la entrega de las Tablas de la Ley. La recreación persigue recordar a los judíos el código ético que debe regir sus vidas, así como la necesidad de cumplir su pacto con Dios si no quieren desaparecer como pueblo.