La Habana, Agencias

Tal y como cabía esperar, el VI Congreso del PC cubano cumplió fielmente el guión establecido al nombrar ayer como su primer secretario a Raúl Castro, de 79 años, en sustitución de su hermano Fidel, de 84. De esta manera, los comunistas cubanos refrendaron, en presencia del fundador del castrismo y tras 14 años sin reunirse, lo que era un hecho consumado desde la enfermedad que, en 2007, apartó a Fidel Castro de la primera línea política. Raúl Castro ya era presidente del Consejo de Estado cubano.

El congreso también aprobó las reformas económicas anunciadas por el nuevo líder oficial del comunismo cubano, con las que se pretende, siguiendo el modelo chino, introducir dosis de economía de mercado en la isla sin renunciar a la dictadura del PC.

Precisamente, el Gobierno chino manifestó su apoyo al plan de reformas aprobado, asegurando que «tendrán gran importancia para el desarrollo» de la isla, que conseguirá con éxito «construir un socialismo con características cubanas».

«Se trata de una reunión muy importante para Cuba, dado que el país ha entrado en un punto crucial de desarrollo», señaló en rueda de prensa un portavoz del Ministerio de Exteriores, que aseguró que el VI Congreso «tendrá una gran influencia a largo plazo».

De acuerdo con las reformas aprobadas, la empresa estatal socialista será la forma principal en la economía nacional, pero se «reconocerán y promoverán» las modalidades de «inversión extranjera, las cooperativas, los agricultores pequeños, los usufructuarios, los arrendatarios, los trabajadores por cuenta propia y otras formas que pudieran surgir para contribuir a elevar la eficiencia». Se trata, en suma, de una tímida apertura a la iniciativa privada, que para los críticos con el régimen es «muy limitada y tardía».

La «actualización» económica cubana incluye la ampliación del trabajo privado, un masivo recorte de las abultadas plantillas públicas, más autonomía a la gestión de las empresas estatales y la eliminación de subsidios sociales considerados innecesarios, entre otros. En la sesión de apertura del congreso, el pasado domingo, Raúl Castro lanzó duras críticas contra el aparato del PC cubano, al que pidió desterrar el inmovilismo y los dogmas.

Castro también propuso limitar los mandatos de los principales cargos políticos y partidarios del país a un máximo de diez años y planteó la necesidad de rejuvenecer los puestos directivos del país y formar una «reserva de sustitutos» para preparar el relevo de la generación histórica de la revolución.

Tras su elección, ayer, como primer secretario de los comunistas cubanos, Raúl Castro se comprometió a «seguir perfeccionando» el socialismo y advirtió de que no permitirá «jamás» la instauración de un régimen capitalista en la isla.

Sobre las reformas económicas emprendidas, el presidente cubano indicó que la «actualización del modelo económico no es un milagro que pueda obrarse de la noche a la mañana» y que se logrará «gradualmente» durante los próximos cinco años.

«Estamos convencidos de que el principal enemigo que enfrentamos y enfrentaremos serán nuestras propias deficiencias y que, por tanto, una tarea de tamaña dimensión para el futuro de la nación no podrá admitir improvisaciones ni apresuramientos», aseguró Castro.

Fidel Castro reapareció en el plenario del congreso, que le recibió en pie con un sonoro aplauso, vistiendo ropa deportiva azul y sujetado por un ayudante. En su última «reflexión», publicada ayer mismo, el ex presidente ya había confirmado que del congreso saldría un nuevo primer secretario que ya no sería él.