Rabat, Agencias

El Consejo de Ministros, presidido por el rey Mohamed VI, aprobó ayer la nueva Constitución de Marruecos, cuyas líneas principales dio a conocer anoche el monarca alauí en un discurso dirigido a la nación y que deberá ser votada en referéndum el próximo 1 de julio. El rey prometió que estará «en la vanguardia» de quienes quieran instaurar una «monarquía constitucional».

El pasado 9 de marzo, Mohamed VI anunció «una reforma constitucional profunda», pero el Movimiento 20 de Febrero, que ha protagonizado las manifestaciones pro reformas en el país, tachó de «insuficiente» el anuncio y reivindicó que una Asamblea Constituyente elegida democráticamente redactase la nueva carta magna.

El borrador de la Carta Magna, facilitado a los partidos políticos y sindicatos horas antes de la alocución del monarca, señala que la persona del rey es «inviolable» en lugar de «sagrada», tal como proclamaba la primera constitución, del año 1962.

Sin embargo, Mohamed VI seguirá siendo el líder religioso de la comunidad musulmana marroquí, y el país será consagrado como «un Estado musulmán», una demanda reclamada con insistencia en los últimos días por los islamistas,

A partir de ahora, el primer ministro se convertirá en «presidente del Gobierno» y lo elegirá el partido que resulte triunfador en las elecciones, pero corresponderá al monarca designarlo. El Consejo de Ministros lo presidirá el rey, pero, si él delega,

El presidente del Gobierno gozará de «amplias competencias» y propondrá al monarca a los altos cargos de la administración y a los gobernadores civiles que representan al Estado en las diferentes regiones; no obstante, será el rey quien deberá aprobar estos nombramientos. En la Constitución actual, de 1996, todas estas competencias eran exclusivas del monarca.

Respecto al Parlamento, Mohamed VI ya no podrá disolverlo sin consultar antes con el nuevo Tribunal Constitucional, para el cual el monarca podrá nombrar a la mitad de sus magistrados.

La Cámara de Representantes (Cámara baja) conseguirá un mayor poder legislativo, mientras que la Cámara de Consejeros (Cámara alta) mantendrá su naturaleza como institución de representación de sindicatos y comunidades territoriales.

El texto agrega que si un diputado de cualquier cámara cambia su pertenencia política durante el mandato legislativo, perderá su calidad como miembro del Parlamento, en un claro intento de acabar con el transfuguismo dominante en la escena política marroquí.

La nueva Carta Nagna, con un preámbulo y 180 artículos -frente a los 108 que tenía hasta ahora-, reconoce también al «amazigh» (bereber) como idioma oficial.

Por otro lado, se creará un Consejo Supremo de Seguridad, que reservará al monarca el control efectivo sobre las Fuerzas Armadas y los cuerpos de seguridad y que también estará formado por el presidente del Gobierno, los presidentes de las dos cámaras, los jefes de los cuerpos de seguridad y representantes del Ejército. Asimismo, el texto estipula por primera vez que la Justicia es un poder independiente y se creará un nuevo Consejo Supremo del Poder Judicial, presidido por el Rey, encargado de velar por la independencia de los jueces.