Teherán, Chema ORTIZ

La victoria que, según los resultados provisionales difundidos ayer por medios de comunicación iraníes, han obtenido en las legislativas celebradas el viernes los radicales islámicos leales al líder supremo de Irán, ayatolá Ali Jamenei, debilita al presidente, Mahmud Ahmadineyad, y le complica su último año en el cargo.

Según la información facilitada ayer por el Ministerio del Interior, la participación en los comicios, con aproximadamente el 85 por ciento de los colegios escrutados, era de un 64,2 por ciento, bastante más alta de lo previsto, lo que el régimen interpreta como un aval a su postura en sus disputas con Occidente.

Resultados no oficiales difundidos por la televisión iraní en inglés, PressTV, apuntan que tres cuartas partes de los diputados electos en los comicios en los distritos donde se conocen los resultados provisionales son afines al sector principalista agrupado en torno a Jamenei.

De los 150 escaños a que hace referencia ese medio -más de la mitad de los 290 del Parlamento-, 112 serían para nombres inscritos en listas principalistas; 28 para reformistas, presentados de forma marginal, ya que los grandes grupos del sector han sido apartados de los comicios o los han boicoteado, y sólo 10 son claramente leales a Ahmadineyad.

Pese a estos adelantos, debido al sistema electoral iraní es difícil adjudicar una filiación política clara a los diputados electos, ya que sus candidaturas son individuales y no se les elige formalmente por su tendencia, aun estando adscritos a listas concretas.

Ahmadineyad, que ha mantenido diferencias con la mayoría del Parlamento, que le ha ido retirando su apoyo, y con Jamenei, quien lo descalificó en abril pasado al reponer al ministro de Inteligencia, al que él había destituido, puede tener mayores dificultades en lo que le queda de Gobierno, hasta mediados de 2013. Ya la próxima semana, si no se retira la convocatoria, Ahmadineyad tendrá que acudir al Parlamento para una sesión de preguntas, que podría acabar en una censura.

Los diputados convocantes preguntarán a Ahmadineyad por supuestas irregularidades en su Gobierno y por casos de corrupción, un trago por el que no ha pasado hasta ahora ningún presidente en los 33 años de historia de la República islámica. Así las cosas, es de esperar que en las presidenciales de 2013 el candidato del sistema a ocupar el cargo sea un principalista muy cercano a Jamenei.