Toulouse / Oviedo,

Agencias / E. F.

Una ola de conmoción y condena recorrió ayer el mundo por el ataque perpetrado contra un colegio judío de Toulouse (sur de Francia), en el que murieron tres niños de 4, 5 y 7 años y un rabino, padre de dos de ellos, además de profesor del centro. Un cuarto alumno se debatía anoche entre la vida y la muerte. El Gobierno ha elevado la alerta antiterrorista en la región al máximo nivel.

El atentado antisemita se cometió poco antes de las ocho de la mañana cuando una persona llegada en moto al Colegio Ozar Hatorah abrió fuego a discreción contra niños y adultos y luego se dio a la fuga en el mismo vehículo. Las cuatro víctimas mortales serán enterradas en Israel.

Posteriormente, se supo que una de las dos armas utilizadas por el asesino, de calibre 11.43, es la misma con la que se mató el pasado día 11 a un militar, también en Toulouse, y cuatro días después a otros dos en la vecina ciudad de Montauban. En ambos casos, los disparos fueron efectuados por un motorista que tampoco se quitó el casco para disparar. La motocicleta utilizada también sería la misma.

La Policía no descarta que los tres ataques formen parte de una oleada de atentados terroristas, según informó anoche el diario «Le Point». La muerte de los militares sería una represalia por el despliegue de tropas francesas en Afganistán, mientras que los asesinatos de ayer pretenderían vengar el sufrimiento que padecen los palestinos en su choque con Israel.

Con todo, los investigadores no siguen una única pista y han llamado a declarar a tres militares que en 2008 fueron expulsados del Ejército tras fotografiarse haciendo el saludo nazi ante una bandera con la cruz gamada. Todos los centros judíos de Francia y muchos del mundo han reforzado su seguridad.

Tanto el presidente Sarkozy como el candidato presidencial socialista, François Hollande, se desplazaron a Toulouse y anunciaron la suspensión hasta el miércoles de los actos de campaña para los comicios del próximo 22 de abril.