Seúl / Oviedo, Agencias

El tan polémico intento de puesta en órbita de un satélite por parte de Corea del Norte se saldó ayer con un fiasco. Pyongyang admitió el fracaso del lanzamiento, efectuado pese a las críticas y advertencias de numerosos países, que lo consideran una prueba balística encubierta.

Tras el desastre, las reacciones adversas se intensificaron: el Consejo de Seguridad de la ONU deploró por unanimidad el lanzamiento, asegurando que viola dos de sus resoluciones. EE UU expresó su esperanza de que Corea del Norte no incurra en más «provocaciones» y confirmó la suspensión del acuerdo por el que Washington se comprometió a entregar 240.000 toneladas de ayuda alimentaria a cambio de la congelación del programa nuclear y balístico norcoreano.

El gran valedor del régimen norcoreano, China, pidió «calma» a la comunidad internacional e instó a todas las partes a trabajar por la paz y la estabilidad de la región. Rusia, por su parte, estuvo de acuerdo en que ha habido violación de resoluciones del Consejo, pero manifestó su rechazo a la imposición de nuevas sanciones, porque «no aportarán nada a la solución del problema».

El cohete «Unha-3» despegó a las 07.39 hora local (00.39 en España) desde Tongchang-ri, al norte del país, para explotar minutos después a unos 151 kilómetros de altura y precipitarse sobre el Mar Amarillo a unos 100 a 150 kilómetros de la costa surcoreana, según la versión oficial de Seúl.

Cuatro horas después, la televisión norcoreana KCTV, único canal del hermético país comunista, reconoció que el satélite «Kwangmyeongsong-2» «no logró entrar en órbita» y explicó que se investigan las causas.

La KCTV no añadió más detalles y durante la mayor parte del día retransmitió discursos, documentales y canciones de alabanza a la dinastía Kim, que gobierna el país bajo un régimen totalitario estalinista desde la partición de la península en 1948.

Se trata de la primera ocasión en que Corea del Norte reconoce públicamente el fracaso de uno de sus lanzamientos. Los intentos anteriores, en 1998 y 2009, fueron definidos por Pyongyang como un éxito, a pesar de que en ambos casos expertos internacionales apuntaron a que los satélites nunca llegaron a entrar en órbita.

El fracaso de ayer puede asestar un duro golpe moral al régimen del joven Kim Jong-un en una semana marcada por el centenario, mañana, domingo, del nacimiento de Kim Il-sung, fundador y «líder eterno» de Corea del Norte. La Asamblea Popular Suprema designó ayer a Kim Jong-un máximo responsable de la poderosa Comisión Nacional de Defensa, principal órgano del régimen comunista, completando así la panoplia de poderes en manos de Kim, lo que conducirá a su nombramiento como jefe de Estado.