Santiago / La Habana,

Agencias

El papa, Benedicto XVI, llegó anoche (hora española) a Cuba para una visita apostólica que durará hasta mañana, miércoles, y que constituye la segunda y última parte de la gira latinoamericana que comenzó en México. La llegada del Papa a la isla caribeña ha estado precedida de denuncias anticastristas por la detención arbitraria de decenas de opositores al régimen.

El avión papal, un Boeing 777 de la compañía Alitalia, tomó tierra en el aeropuerto de la ciudad oriental de Santiago de Cuba, a unos 950 kilómetros al este de La Habana. En el aeropuerto esperaban a Benedicto XVI el presidente de Cuba, Raúl Castro; el cardenal Jaime Ortega, máxima autoridad católica de la isla, y el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos cubanos, Dionisio García. Se trata de la segunda visita de un Papa a Cuba, tras el viaje que en 1998 cursó a la isla Juan Pablo II.

Según las denuncias de los disidentes, entre los detenidos se encuentran 18 integrantes de las Damas de Blanco. También se habrían producido amenazas e intimidaciones en los días previos a la llegada del Papa a la isla. «A propósito de la visita papal, el régimen castrista ha aumentado sus acciones represivas y de intimidación contra pacíficos disidentes», denunció el domingo ña opositora Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN) en un comunicado.

La CCDHRN dijo haber confirmado setenta detenciones en los cuatro días anteriores, especialmente en la provincia de Santiago de Cuba. La comisión opositora explicó que las amenazas de arresto e intimidaciones pretenden que muchos disidentes no asistan a las misas que oficiará el Pontífice en la isla.

No obstante, este grupo intentará ir a la misa de Benedicto XVI en la plaza de la Revolución de La Habana, según Berta Soler, líder del colectivo. Aunque en principio no está previsto que el Papa se entreviste con disidentes, las Damas de Blanco pretenden, en caso de que por fin logren que se reúna con ellas, entregarle una lista de presos políticos «por si existiera la posibilidad de algún indulto», como ya ocurrió cuando visitó Cuba Juan Pablo II.

En una entrevista concedida a «Europa Press», Soler y su marido, Ángel Moya Costa, preso político ahora en régimen de libertad condicional, afirmaron que si el Papa los recibe, «aunque sea un minuto», quieren que escuche de su propia voz la situación del pueblo cubano. «Además de agradecérselo (el viaje), le diríamos que aquí, en Cuba, no hay respeto a los derechos humanos, que hay mujeres que sufren, que las llevan a la cárcel donde son maltratadas y vejadas sólo por participar en las misas dominicales», aseguraron. Soler explicó que el hecho de que el Papa se haya visto en México con víctimas del narcotráfico les hace concebir la esperanza de que, finalmente, los reciba.