El presidente de EE UU, Barack Obama, inició anoche en Tallín, la capital de Estonia una visita a Europa durante la que, mañana y el viernes, participará en una cumbre de la OTAN en Gales. La llegada de Obama al país báltico, destinada a marcar un gesto frente a una hipotética agresión rusa, estuvo precedida por una petición del presidente estonio, Toomas Hendrik, a la Alianza para que establezca bases permanentes en su territorio.

"No deberíamos tener una OTAN con dos niveles de países, con bases permanentes o sin ellas. Se envía una señal equivocada al potencial agresor", dijo el mandatario estonio, cuyas palabras dan una idea muy cabal del ambiente en el que se produce la visita de Obama a Europa. Actualmente, EE UU tiene estacionados un total de 150 efectivos militares en los tres países bálticos, y otros 150 en Polonia.

Coincidiendo con la visita de Obama, la OTAN inició ayer maniobras en Lituania, Estonia, Letonia, Polonia y Alemania en las que, hasta el próximo lunes, participarán más de 2.000 soldados de nueve países y cientos de vehículos y aviones. Un paso más allá se dará entre el 15 y el 26 de este mes cuando 1.300 soldados de 15 países, entre ellos España, y representantes de la OTAN participen en Ucrania en unas maniobras que forman parte del programa de ejercicios del Mando Conjunto de las fuerzas estadounidenses en Europa.

En respuesta a lo que considera nuevas amenazas de la OTAN, Rusia anunció ayer que las nuevas circunstancias reinantes, particularmente el conflicto de Ucrania y la ampliación de actividades de la Alianza en el este de Europa, serán tenidas en cuenta en la revisión de la doctrina militar de Moscú.

El "número dos" del consejo de seguridad de la Presidencia rusa, Mijail Popov, aseguró que "la infraestructura militar de la OTAN se está acercando" a las fronteras rusas, también "mediante la ampliación" de la Alianza con la posible adhesión de nuevos países, incluida Ucrania. Popov apuntó que esta actividad seguirá suponiendo "una de las amenazas externas para la Federación Rusa", junto a los sistemas de defensa antimisiles de EE UU y el propio conflicto ucraniano.

Mientras, en Ucrania, los rebeldes prorrusos del Donbass aclararon ayer que, en contra de lo anunciado el lunes desde sus propias filas, exigen a Kiev el reconocimiento de su independencia. Los rebeldes desmintieron que la propuesta de paz que presentaron el lunes en el foro de diálogo de Minsk incluyera la permanencia de las regiones de Donetsk y Lugansk en el seno del país con un estatus especial de tipo federal o confederal.

Entre tanto, la oficina del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados difundió ayer que más de un millón de personas han abandonado sus hogares en el este de Ucrania, De ellas, unas 260.000 han permanecido en el interior del país, mientras que otras 815.000 han pasado a buscar refugio en Rusia.