Las fuerzas armadas de Egipto encontraron ayer los primeros restos del avión de Egyptair que se estrelló el jueves en el mar Mediterráneo con 66 personas a bordo, sin que se hayan esclarecido todavía las causas de la tragedia. Entre los restos localizados figura un trozo de cuerpo humano, dos asientos, objetos personales y equipaje de los pasajeros.

Con el paso de las horas y con estos hallazgos disminuye la esperanza de que haya supervivientes entre los ocupantes del Airbus A-320, que se precipitó al mar efectuando dos giros bruscos después de desaparecer de los radares y perder altitud a gran velocidad. Los restos se localizaron a unos 290 kilómetros al norte de la ciudad egipcia de Alejandría. En las operaciones de búsqueda y rescate participan, además de Egipto, Francia, Reino Unido, Italia y Grecia.

De los 56 pasajeros que viajaban de París a El Cairo, treinta son egipcios y quince franceses, entre ellos un matrimonio con un hijo de dos años y un bebé o un empresario que, con mala fortuna, adelantó su vuelo un día. Sus familiares esperaban ayer en El Cairo, conmocionados y en medio de una creciente angustia, a que los responsables de Egyptair y las autoridades les facilitaran noticias sobre el accidente.

La gran pregunta es la causa del siniestro, sobre la que desde el principio parece dominar la hipótesis de un atentado. En medio de la cautela mostrada por la mayoría de los países implicados, el ministro egipcio de Aviación Civil, Sharif Fathi, se aventuró a apuntar esa posibilidad como la más probable. Mientras, Francia sigue sin dar preponderancia a ninguna de las hipótesis. El ministro francés de Exteriores, Jean-Marc Ayrault, reiteró ayer en la necesidad de ser prudentes mientras no haya pruebas que determinen las causas.

En estado de emergencia desde los atentados yihadistas de mediados de noviembre en París, un régimen renovado el jueves hasta finales de julio para cubrir precisamente tanto la Eurocopa como el Tour de Francia, la posibilidad de un fallo de seguridad en territorio francés minaría la eficacia y confianza en ese dispositivo. El aeropuerto de Roissy-Charles de Gaulle, del que despegó el Airbus A320 de Egyptair, ocupa un lugar central en la investigación abierta por la Fiscalía de París, que somete a criba el trato que recibió el vuelo siniestrado. Los investigadores de la Gendarmería de Transporte Aéreo (GTA) van a examinar tanto al personal del aeropuerto que pudo estar cerca de la aeronave como a aquellos de las subcontratas de limpieza o suministro. Las pesquisas se centran también en la lista de pasajeros y de la tripulación, aunque Egipto señala que no hay indicios de ningún individuo sospechoso. Un directivo de la Policía de Fronteras (PAF) aseguraba ayer que tiempo atrás se detectó a salafistas entre quienes tienen autorizado el paso a las zonas de carga y descarga, y que desde mediados de diciembre se retiró el pase a 70 de las 8.500 personas que trabajan en los enclaves más sensibles del aeropuerto.