"Muerte a los traidores, libertad para el Reino Unido". Con ese grito respondió ayer Thomas Mair, el asesino de la diputada laborista europeísta Jo Cox, al juez que le pedía que se identificara. Mair disparó y apuñaló repetidas veces el jueves pasado a Cox, madre de dos niños pequeños y una de las figuras más prometedoras del laborismo inglés, en Birstall, cerca de Leeds, en el norte del país, mientras defendía la permanencia de Gran Bretaña en la UE, dentro de la campaña del referéndum que se celebrará el jueves próximo. El asesinato mantiene en suspenso las actividades de quienes abogan por la continuidad en la Unión Europea y los partidarios del "brexit".

El asesino, que según testigos presenciales gritó a su víctima "el Reino Unido va primero", compareció ayer por primera vez ante la Corte de Magistrados de Westminster, en el centro de la capital británica, donde será juzgado. En la audiencia de ayer, el hombre, vestido con un chándal gris y esposado a un guarda de seguridad, mostró una actitud desafiante al negarse a dar su dirección y corroborar su fecha de nacimiento. Cuando el magistrado le preguntó su identidad, en lugar de responder con su nombre real, gritó "mi nombre es muerte a los traidores. Libertad para el Reino Unido". Al reiterarle la pregunta el juez Mair, que se enfrenta a los cargos de asesinato, agresión y posesión de armas, entre otros, repitió la misma frase. El lunes próximo deberá comparecer de nuevo ante el tribunal penal de Old Bailey, en Londres, según dispuso ayer el juez.

A tratamiento

La policía británica investiga ahora sus supuestos vínculos con círculos de extrema derecha, así como los problemas mentales que, al parecer, sufría. Según medios británicos, el asesino contaba con una larga relación, que se remontaría a varias décadas, con grupos de extrema derecha. Los investigadores encontraron propaganda extremista en el registro realizado en su vivienda de Birstall, en el condado norteño de West Yorkshire.

También ahora empieza a conocerse que había consultado a un terapeuta en un centro comunitario en la víspera de cometer el asesinato, por encontrarse "sumido en algún tipo de crisis", según medios locales. Rebecca Walker, asesora psicológica de citado centro comunitario, aseguraba ayer que Mair "sufría depresión y dijo que llevaba mucho tiempo tomando medicación".

El autor de la muerte de Cox compró en 1999 manuales con los que elaborar un arma de fuego y, según el "Daily Mail", adquirió un ejemplar del libro de Hitler "Mi lucha". Estaba suscrito además desde hace tiempo a la revista S.A Patriot, publicada por un grupo pro-aparthaid. Otra incógnita que deberá resolver la policía es la manera en que el acusado obtuvo un arma de fuego ilegal, una vez aclarado que la pistola no era de fabricación casera, como se especuló al principio.

Familiares y amigos de Jo Kox iniciaron una campaña de recaudación de fondos, destinados a organizaciones benéficas que defienden causas por las que luchó la malograda diputada, como los civiles atrapados en el conflicto sirio, y que lleva recabadas ya 220.000 libras (280.000 euros).

Los partidarios de la continuidad de Gran Bretaña en la Unión Europea aventajan ligeramente a los partidario del "brexit", según encuestas dadas a conocer ayer. En esa mejora de las perspectivas para quienes defiende la permanencia no habría influido el asesinato de la parlamentaria laboralista, dado que fueron elaboradas con anterioridad al suceso.

El ex primer ministro laborista Gordon Brown pidió ayer una "nueva cultura del respeto" que devuelva calidad al debate político y "no explote los temores".