Los servicios secretos turcos (MIT) avisaron al Estado Mayor del Ejército de que una facción de sus fuerzas iba a dar un golpe de estado la misma tarde del 15 de julio pero no hicieron lo mismo ni con el presidente Erdogan ni con el Gobierno. Al reservarse la inteligencia, el Ejecutivo se enteró de la asonada una hora después de que ésta hubiera comenzado, según aseguró el primer ministro Binali Yildirim, en una entrevista difundida ayer.

"A las 15.00 horas un comandante -golpista- informó al MIT. Dijo que ese mismo día iban a atacarlos. Le pregunté al MIT por qué no nos informaron, y no me respondieron", explicó Yildirim. "¿Cómo puede ser eso? No se informa al primer ministro, no se informa al presidente. Que se informe al jefe del Estado Mayor es totalmente natural, claro, pero tendrían que haber hablado al mismo tiempo con el primer ministro", reprochó a los responsables de los servicios secretos.

De esta manera comienzan a desenmarañarse los acontecimientos de la tarde del golpe. Según un comunicado de las Fuerzas Armadas, el MIT informó a la cúpula castrense a las 16.00 horas y ésta dio, a continuación, órdenes de no permitir la salida de tanques o aviones de los cuarteles. Pero los golpistas desobedecieron y comenzaron el movimiento de tropas a las 21.45. El Gobierno tuvo noticias del levantamiento cuando los tanques cruzaban ya el Bósforo. Erdogan, por su parte, afirmó días atrás que se enteró de que algo ocurría por su cuñado y ya ha propuesto que el MIT pase a depender directamente de Presidencia, algo para lo que necesita el apoyo de la oposición parlamentaria.

Por otro lado, Yildirim confirmó en la entrevista que la purga continúa. Hasta la fecha, más de 60.000 funcionarios -de entre ellos 23.000 profesores- han sido suspendidos de su cargo como medidas contra las redes de simpatizantes de Fetullah Gülen. El clérigo exiliado en EE UU era, hasta hace poco, el único responsable, según Ankara, de urdir el levantamiento militar pero Erdogan se desmarcó el pasado lunes con declaraciones en las que culpaba a "Occidente" de estar tras el golpe.

"¿Apoya Occidente el terrorismo aquí o no lo apoya? ¿Respalda Occidente a la democracia o a los golpistas y el terror?" se preguntó el jefe de Estado para contestarse a sí mismo a continuación: "Lamentablemente, este Occidente apoya el terrorismo y se alinea con los golpistas. A ellos no les afecta como a nosotros, pero a nosotros sí nos afecta".

El cruce de declaraciones entre el presidente turco y dirigentes extranjeros subió de tono desde que el pasado domingo el ministro de Asuntos Exteriores, Mevlut Cavusoglu, supeditara el acuerdo de la UE y Turquía con respecto a los refugiados a que los ciudadanos turcos pudieran viajar ya por Europa sin necesitar un visado. La representante de Política Exterior de la UE, Federica Mogherini, pidió al líder otomano "respeto por la democracia, los Derechos Humanos y las libertades" en una purga que continuó ayer con la inspección del Consejo de Investigación Científico y Tecnológico donde trabajan 1.500 académicos.

Erdogan, por su parte, le afeó a Mogherini que no haya viajado a Turquía todavía. "Si el Parlamento italiano hubiese sido bombardeado" o "cuando pasa algo en Bélgica o en París, cuando mueren cinco o seis personas, todos se unen", subrayó.

Las ramificaciones del golpe cruzaron ayer el Egeo hasta Bruselas y Atenas. En la capital belga la embajada turca ante la UE cesó a una de sus funcionarias por sus supuestos vínculos con Gulen. Mientras, en Atenas, el titular de política migratoria del gobierno heleno, Ioannis Mouzalas afirmó que "estamos muy intranquilos. Necesitamos un plan B" en el caso de que Ankara rompa el acuerdo por los refugiados. A lo que la UE contestó que sólo existe "el plan A", el que mantiene, por el momento con Turquía.