Rusia fue ayer la principal diana del último discurso del presidente de EE UU, Barack Obama, a la Asamblea General de la ONU. El líder demócrata acusó a Moscú de usar la fuerza en un intento de recuperar "su gloria perdida", algo que juzgó un error, ya que, dijo, "si Rusia sigue interfiriendo en los asuntos de sus vecinos (...), con el tiempo menguará su estatura y sus fronteras serán menos seguras".

Las palabras de Obama, que tienen como trasfondo la crisis de Ucrania, llegaron 24 horas después de que Moscú calificara de "inútil" la extinta tregua en Siria. Para Obama, "no habrá una victoria militar" de ningún bando en Siria, por lo que se impondrán el esfuerzo diplomático y la ayuda humanitaria.

Obama no dejó sin mención la amenaza nuclear norcoreana, y aseguró que cuando Pyongyang "prueba una bomba" pone a todo el mundo "en peligro", por lo que su último ensayo, del pasado día 9, debe ser castigado por la ONU.