El presidente de la República italiana, Sergio Mattarella, comenzó hoy oficialmente las consultas que deberán derivar en un nuevo Gobierno que suceda al del dimisionario primer ministro Matteo Renzi, quien, entretanto, se mantiene en funciones.

La primera ronda para atajar la crisis de Gobierno abierta tras la dimisión de Renzi a consecuencia del resultado en contra del referéndum para la reforma constitucional celebrado el pasado día 4, fue de carácter institucional ya que Mattarella no recibió a los partidos políticos sino al presidente del Senado, Pietro Grasso, y a la de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini.

Las entrevistas tuvieron lugar en el palacio romano del Quirinal, sede de la Jefatura del Estado, y en esta sesión inicial Matarella también recibió a su predecesor, Giorgio Napolitano, actualmente senador vitalicio.

Ninguno de ellos realizó declaraciones tras el encuentro, que se celebró a puerta cerrada y rodeado de gran expectación.

Mattarella afrontará una vertiginosa agenda hasta el próximo sábado, cuando las rondas terminarán tras convocar a representantes de un total de 25 partidos con representación en el Parlamento.

Pasarán por el Quirinal miembros de importantes formaciones como el Partido Demócrata (PD, centroizquierda), la conservadora "Forza Italia" (FI), el populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S) o la xenófoba Liga Norte, pero también de otras pequeñas integradas en el Grupo Mixto.

Con todos ellos Mattarella, antiguo juez del Tribunal Constitucional, tratará de atajar la situación surgida tras la dimisión de Renzi.

La idea es formar un Gobierno que continúe con la legislatura al menos por un tiempo y evitar así convocar elecciones anticipadas, debido esencialmente al problemático sistema electoral vigente en el país.

En Italia rigen dos leyes electorales distintas para la Cámara de los Diputados y para el Senado y, mientras que la que afecta a esta última fue declarada inconstitucional en 2013, el Tribunal Constitucional prevé pronunciarse sobre la otra el próximo 24 de enero.

Por eso el principal objetivo del nuevo Ejecutivo será reformar el sistema electoral vigente o impulsar uno nuevo, algo en lo que los partidos, cada vez más enfrentados, no se ponen de acuerdo.

También se muestran divididos sobre el proceso que el país deberá afrontar para salir de esta situación.

Los analistas apuntan a que Mattarella baraja tres opciones: convocar un Gobierno de unidad nacional, encargar a un candidato buscar el apoyo de una mayoría de legisladores o pedir a Renzi que repita en el cargo al menos hasta que se reforme la ley electoral.

Renzi, que hoy condujo su coche hasta su Florencia natal para pasar el día en familia, ha abogado ante su partido, el PD, por un Gobierno conformado por todos los partidos o convocar las elecciones porque su formación, ha dicho, "no teme a la democracia".

El PD es el partido con mayor representación en el Parlamento pero su secretario general ha manifestado que no por eso está dispuesto "a cargar con toda la responsabilidad" y seguir gobernando mientras la oposición se desentiende.

El diputado del PD Gianni Cuperlo defendió hoy en su página de Facebook que "hace falta un Gobierno de transición para llevar al Parlamento una nueva ley electoral".

El vicepresidente de la Cámara Baja, Luigi di Maio, del M5S resumió la posición de su partido al explicar a SkyTg24 que "no hace falta Gobierno para elaborar una ley electoral".

"Renzi ha dimitido, continúa en funciones, se suma al calendario del Parlamento la reforma de la ley electoral, se espera a la sentencia del Tribunal Constitucional y se convocan elecciones", consideró Di Maio, defensor de celebrar comicios el próximo febrero.

El portavoz de los diputados de Forza Italia, Renato Brunetta, opinó en Twitter que su partido se mantendrá en la oposición, pidió que Renzi "regrese a su casa" e instó al PD a configurar un nuevo Ejecutivo que confeccione una ley electoral.

Sea como fuere, Mattarella parece determinado a zanjar esta crisis en el plazo más rápido posible con el fin de desbloquear la situación y respetar los compromisos internacionales presentes en el corto y medio plazo.

Entre ellos la cumbre del G7 del próximo mayo, la conmemoración del sexagésimo aniversario de los Tratados de Roma y, según los analistas, permitir que la silla italiana del próximo consejo Europeo, el 15 de diciembre, sea ocupada por un Gobierno estable.