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De repente, roces

De repente, roces

El Kremlin garantizó ayer que Putin llamará pronto a Trump para felicitarle por su toma de posesión. Pero sólo porque se trata de "una necesidad protocolaria". La primera reacción oficial rusa a la investidura del magnate fue un descarado intento de probar que Trump y Putin no tienen intereses comunes (los propios de los caudillos), sino crisis que resolver y países que pacificar de consuno. Sorprende que, de repente, Rusia sólo quiera hablar de "roces" y "choques" en lo tocante a la futura relación con EE UU; sorprende, sobre todo, después de que Putin defendiera a Trump de los ataques de las "prostitutas" que difunden noticias falsas sobre él. Noticias sobre que él (Putin) le tiene grabado en vídeo en plena orgía. ¿Sorprende? No, porque el agasajo ya no es necesario: el aislacionista ha olvidado dónde está Ucrania.

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